Es muy común que encontremos en
diversos medios el uso constante de la frase “estado de derecho”, es mencionado en programas de
televisión, los políticos lo utilizan
como una jerga recurrente pero, ¿a que
se refieren cuando hablan del estado de derecho?
El sentido que comúnmente se utiliza
para definir el estado de derecho es el de un estado jurídico-político que
facilita la implementación de ciertos mecanismos de gobernabilidad que
intentare resumir en 3 puntos.
A)
La instauración de un aparato jurídico que
este basado en un sistema de equidad que facilite la imparcialidad en la aplicación del marco jurídico, garantizando
así el acceso a la impartición de justicia para todos los ciudadanos
independientemente de su situación económica, de género, preferencia sexual, de raza, evitando así los abusos de poder de las clases
dominantes o mayoritarias con respecto a las inferiores o minoritarias.
B)
La
construcción de mecanismos que permitan el respeto de las garantías
individuales, comúnmente llamados derechos humanos. Principalmente en lo que
respecta al uso de la violencia sobre sus ciudadanos, es decir, que el uso de
los medios de violencia del aparato de estado adquieran un matiz de legitimidad
social y no a la inversa, que se vuelvan un método de represión de los
gobernados.
C)
La
creación de un estado de policía que permita la implementación de la ley
acompañado de un sistema jurídico que permita la impartición de justicia y se
evite la impunidad de aquellos que violentan el contrato social dictado por las
leyes.
En esencia y de forma muy resumida se
podría decir que estos 3 puntos engloban la forma en la que se concibe el
concepto de estado de derecho, ¿pero esto realmente es así? O como plantearía
Foucault es solo un discurso de poder-saber que ha adquirido la noción de verdad.
En su seminario “El nacimiento de la
biopolitica” Michel Foucault nos da una versión diferente de lo que es el
estado de derecho, ubicando como a finales de 1940, en el contexto de la
postguerra se inicia la construcción de
los estados modernos a partir de la vertiente del liberalismo y su posterior
evolución al neoliberalismo.
En primer lugar Foucault plantea que
efectivamente el estado de derecho se encuentra en relación a los marcos
jurídicos-políticos y a las estrategias de gobernabilidad, pero no en torno a
la creación de un estado facilitador del bienestar de sus ciudadanos, sino con
otros intereses diametralmente opuestos a la concepción oficial de lo que es el
estado de derecho. Estos intereses se pueden definir a partir de dos aspectos
específicos:
A)
La
creación de un estado que permita la implantación de lo que Foucault denomina
“La razón del mercado” es decir, un estado que facilite la consolidación de la
teoría del libre mercado como una verdad universal. Esto implica una
transformación de las sociedades occidentales, se construye lo que se denomina
la política de marco, una política que busca transformar a los ciudadanos así
como sus marcos contextuales, producir sujetos aptos para la implementación de
las teorías del libre mercado, transformar su estructura del deseo para
volverlos aptos para el consumo, en esencia se busca adaptar a la sociedad y
construir un nuevo tipo de sujeto que admita como verdad incuestionable el
discurso del libre mercado.
B)
En
segundo lugar se busca generar un marco jurídico que posibilite la acción de
las empresas y el libre flujo del capital, disminuir los marcos de regulación
gubernamentales con respecto al capital, se construyen nuevas políticas
laborales, cambios en las leyes de los usos de suelo, nuevas leyes ambientales,
de soberanía. Todo esto apelando a la
autorregulación del capital, legitimándolo en un marco ideológico que genera la
idea de una naturalidad de esa estructura. Se plantea el libre mercado como
algo natural, deseable, que tiene sus propias reglas, estrategias y cuya
regulación por parte del estado se presenta como una traba para el progreso de
una sociedad dada.
Estos dos aspectos tienen
repercusiones evidentes en las sociedades occidentales, esta reconstrucción de
las poblaciones se realiza a partir de técnicas específicas de ejercicio de
poder, tales como la disciplina, la manipulación mediática, la propaganda, la
remodelación de los espacios físicos, de las dinámicas de los grupos en una
sociedad.
Se aplican un conjunto de saberes que
producen el sujeto moderno, un sujeto que se aleja del cogito ergo sum, para
pasar a un estado de irreflexión, se aliena ante el discurso del libre mercado
volviéndolo un autómata consumista y dócil ante los distintos marcos de
regulación que el capital impone a la sociedad.
Se produce una sociedad basada en el
modelo de la empresa, estos cambios se ejecutan desde aspectos micros políticos
como las familias, hasta macros como una población entera, aparecen sociedades
jerárquicas, uniformadas, sujetos alienados en su pensamiento y deseo a la
ideología capitalista.
Cuando comparamos estas dos formas de
pensar el estado de derecho resulta evidente que la primera intenta transmitir
una versión idealizada, romántica, utópica del estado, que pone el bienestar de
sus ciudadanos antes que el interés económico.
La segunda visión nos deja ver un
panorama oscuro, nos mostraría como el estado de derecho en esencia es solo una
forma de gobernar en beneficio del capital, esto se traduciría en una sociedad
que está organizada para el beneficio de unos cuantos en pos del bienestar de
ciertas clases dominantes.
Si se analiza la mayoría de las
sociedades occidentales, se puede ubicar como muchos de estos aspectos que
Foucault refiere están más que presentes, el libre mercado tiene el control de
los gobiernos, se ha desatado un monstruo de mil cabezas que devora todo a su
paso, generando una desigualdad social como pocas veces se ha visto en la
historia, una mayoritaria acumulación del capital en manos de unos cuantos,
dejando evidente que el capital no puede auto regularse, que son cada vez más
necesarias la implementación de mecanismos de regulación a las empresas-
Queda claro que el estado
neoliberalista ha sido un fracaso, y una posibilidad de contrapeso radica en
dejar de ver al estado de derecho desde esa perspectiva falsa, empezar a hacer
un proceso de resignificacion que permita verlo en su desnudes, como un mero
aparato de gobierno que favorece a las clases dominantes a costa de la carencia
de la mayoría de la población.
El estado de derecho es un estado
jurídico sí, pero cuyo marco está en función de brindarle al capital libre
acción y ya hemos constatado los efectos que la libre acción del capital tiene.
Es absolutamente necesario una exigencia a los aparatos estatales de que hagan
realidad esa visión que tanto pregonan pero el primer paso está en la
aplicación del marco jurídico al capital. Mientras no existan estados que
frenen la depredación del libre mercado, seguiremos viviendo en este mundo
neofeudalista en donde las empresas se operan como pequeños feudos sin límites,
acumulando la riqueza y violentando los derechos de la gran mayoría de los
ciudadanos.
Eduardo Contreras Merino.