jueves, 2 de noviembre de 2017

La sociedad del espectáculo.

A lo largo de la historia se han formado distintas formas de estructuración social, en este escrito, abordare una de ellas que tiene que ver por completo con la actualidad y que Gyuy Debord definió como la sociedad del espectáculo.

La sociedad del espectáculo obedece a un conjunto de transformaciones subjetivas producidas por la evolución y mutación del capitalismo, el cual desde hace varias décadas ha instaurado una serie de representaciones sobre la forma de vivir de los sujetos en sociedad.

El primer aspecto importante en el cual consiste las sociedad del espectáculo radica en esta constante evolución del sujeto en relación a sus cosas y la transformación de la representación del ser, la mercadotecnia, la publicidad, los medios de comunicación masivos, han construido un conjunto de representaciones sobre la importancia y la relevancia de obtener cosas, el sujeto comienza a transformar su deseo en función de la obtención de cosas materiales, comienza a fusionarse con sus cosas, a construirse de forma autómata, obedeciendo a los deseos impuestos por los intereses del capital, esto conlleva una transformación de la forma de pensar el ser.

En la sociedad del espectáculo el ser se confunde con el tener, el sujeto es en función de sus cosas, se deja de lado el conocimiento de sí mismo, el análisis sobre el ser, ya solo se toma en cuenta las posesiones, se empieza a generar una sociedad construida a partir de la valoración  del capital, a mayor capital mayor valía del sujeto, a menos capital menor valía y por ende menos reconocimiento social, menos oportunidades, menos acceso a los distintos servicios.

El sujeto que posee poco se empieza a concebir como un resto, como un lastre para la sociedad, un problema, la pobreza se ve como algo poco atractivo, sus historias se ven como algo indigno de contar, la escucha del otro comienza a pasar  por su capacidad de adquisición, de consumo, que tanta posibilidad tiene de comprar cosas, de viajar, de acudir a lugares específicos, las historias interesantes, atractivas, son aquellas en las cuales va de por medio el consumismo, el derroche, la ostentación.

Esto se enlace con el siguiente punto básico de la sociedad del espectáculo, la evolución del ser por tener en simplemente parecer tener, la apariencia comienza a dominar permanentemente cualquier tipo de forma de socialización humana, hay que estar en un estado de apariencia permanentemente, se puede observar esta forma de aparentar en varios aspectos de la cotidianidad humana, aquí nombrare algunos de ellos:

1.  El ser del sujeto se suplanta por las apariencias en su forma de relacionarse con otros, este punto es fácil de ubicar, se puede ver de forma muy clara en cualquier reunión, fiesta, la mayoría de los sujetos tienden a presentarse no como son, sino a partir de una máscara, un falso ser, una imagen residual creada por el mismo en función de lo que considera popular socialmente,  en función de lo que desea ser, esto debido a que considera que su ser es insuficiente para conseguir la aceptación popular, encontramos así sujetos temerosos de mostrar lo que en realidad son, lo que en realidad desean, lo que en realidad les apasiona, lo importante siempre es mantener la apariencia.

2. Los momentos cotidianos pasan a ser representados a partir de esta misma apariencia, aquí la función es clara, mostrarles al otro que la vida cotidiana es especial, única,  que se realizan actividades distintas a los demás, es estar constantemente potencializando las experiencias, tomar la foto de el desayuno en algún lugar exclusivo como forma de aparentar una vida exitosa,  siempre cubriendo dos requisitos indispensables, la presentación del momento el cual debe ser perfectamente estético, con retoques, una foto espectacular y en segundo lugar debe aparentar y representar un cierto estatus, una capacidad adquisitiva que desmarque al sujeto de los demás, lo coloque como un modelo a seguir, que este en función de la idea de éxito moderna que pasa por tener más, visitar los mejores lugares, viajar mucho, obtener cosas. El éxito no se percibe entonces a partir  de los sentimientos, las emociones, la satisfacción ante la vida, sino en torno al éxito económico única y exclusivamente.

3. Esta apariencia afecta también la forma de construir las emociones en la sociedad, el sentir pasa a ser algo que también se representa a partir de la apariencia, lo relevante de las emociones, los sentimientos ya no está en sentirlos, sino en aparentar sentirlos para un espectador, el acto de amar, de ser felices, de disfrutar pasa a ser un show, un show para otros, lo relevante es ser lo suficientemente convincente para lograr convencer al otro de que la satisfacción emocional es genuina, un ejemplo muy claro de esto lo encontramos en las redes sociales, la gente postea constantemente sus momentos felices, muestra sus fotos de su cena romántica, de su proposición de matrimonio en parís, mientras más espectacular sea el evento mayor es la posibilidad de convertirlo en una experiencia creíble, en una experiencia deseable para cualquiera.

Para que estas experiencias se consoliden, es clave que el sujeto opere de forma sistemática a partir de las imágenes, que las imágenes se coloquen como su principal forma de representación del mundo, así muchas personas funcionan bajo la premisa fundamental de que una imagen vale más que cien palabras, lo real y lo verdadero es aquello que se ve, aquello que puede plasmarse en imágenes, los relatos dejan de ser relevantes en tanto no son acompañados de imágenes, el sujeto comienza así un deterioro en sus formas de percepción, comienza a ser un homo videns como Sartori lo definía, alquien que solo ve, que no escucha, que solo siente a partir de un conjunto de imágenes.

El psicoanálisis ya hablaba de lo imaginario, definiéndolo como una de las formas de codificación y de representación de la subjetividad humana,  Freud ya hablaba de los distintos tipos de representación, la representación palabra, y la representación cosa que es la imagen, para Freud el sujeto percibe algo desde dos niveles simbólicos, la cosa que está estrechamente relacionada con las huellas mnémicas, es decir con aquellas imágenes cargadas de un contenido afectivo el cual les permite almacenarse en el inconsciente y atraviesan la posterior forma de representarse la vida del sujeto, por otro lado está la representación palabra que es la forma en que estas huellas mnémicas, o percepciones aisladas pueden acceder a la conciencia.  El problema de que el sujeto funcione únicamente desde el registro de lo imaginario radica en que no puede simbolizar aquello que ve, la imagen percibida pasa directamente desde el inconsciente a la conciencia y el contenido afectivo de esta se relaciona estrechamente con el sentido y la intencionalidad dada por el emisor de la imagen.

Pensemos un ejemplo para ilustrar esto, un sujeto prende la televisión, comienza a ver un programa destinado a enternecerlo, de esos que abundan actualmente, en donde aparecen las historias de personas que tienen alguna enfermedad, viven en situaciones difíciles y buscan a partir de un concurso o de evento de donación que su situación de vida mejore. El espectador que percibe esto oye  aquello que esa persona en la televisión dice, pero su juicio lo realiza a partir de la imagen, se fija en si esa persona se ve efectivamente humilde, o enferma,  los medios de comunicación saben eso, que ese espectador solo validaría como real la experiencia que buscan transmitirle si va acompañada de imágenes, por esto graban el lugar donde esta persona humilde vive, aspectos de su cotidianidad, a su familia, para lograr un determinado estado emocional en el espectador, muchas veces no hay un contexto que acompañe a esas imágenes, la imagen cumple la función por si misma ya que al no pasar por la representación palabra, el sujeto queda inmune ante el efecto de la imagen, en tanto se enlace a una huella mnémica el efecto será el deseado, la imagen queda así sin cuestionamiento, como una verdad universal, una verdad dada por los estereotipos formados por cada sociedad.

Los medios de comunicación masiva tuvieron un efecto claro sobre estas formas de percepción moderna,  en la década de finales de 1960 se dieron cuenta que el sujeto opera a partir de emociones básicas inconscientes, el miedo y el deseo y comenzaron a construir estrategias para manipularlos, ubicaron que esta estrategia de manipulación sistemática  no podía pasar por elementos lingüísticos, que crear relatos veraces que pudieran afectar emocionalmente a los espectadores era más complicado, por ende prefirieron instaurar una hegemonía de la imagen, de la apariencia, experimentaron con diversas imágenes y su reacción ante la gente, desarrollaron estrategias claras como el marketing, los estudios de mercado, los estudios de audiencia, las encuestas, para así crear imágenes que funcionaran de forma eficaz para transmitir una emoción en concreto, miedo cuando se necesitara que la población generara un rechazo ante algún fenómeno social, por ejemplo, mostrar imágenes de manifestantes en contra de alguna medida gubernamental destruyendo algo, o realizando actos violentos de tal forma que el espectador genere una emoción de miedo y rechazo ante los manifestantes, poniendo en contra a los miembros de la sociedad entre sí, no se informa el contexto de la manifestación, se informa poco de por qué ocurrió la violencia, lo único que queda es la imagen.

Se construyen estereotipos de imagen sobre lo bueno o malo, lo que debe generar en el sujeto alegría, emoción, empatía, admiración, y las imágenes que deben generar rechazo, enojo, miedo, estereotipos estéticos sobre lo bello y lo feo, abarcando así todo tipo de experiencia humana, actualmente es muy difícil encontrar algún tipo de experiencia humana que no pueda ser plasmada en imágenes.

La existencia humana en la sociedad del espectáculo se torna así en un constante mostrar, en una forma exhibicionista y vouyerista  de encontrar placer en mostrar y observar, la dimensión de lo privado, de lo intimo queda así trastocada, el sujeto empieza a hacer en tanto alguien observara lo que hace,  las experiencias entonces comienzan a ser reales no en tanto el sentir de aquel que las realiza sino en tanto la validación del otro, nos encontramos así los concursos de popularidad en las redes sociales, quien tiene mas likes por ende tiene una vida más interesante, quien tiene más seguidores en instagram, la vida pasa a si a ser una especie de talk show en donde los espectadores eligen cual es el participante más popular, a cual admiraran, cual odiaran en función de lo que aparente, las interacciones por ende son regidas por lo políticamente correcto, lo aceptado socialmente, se va borrando poco a poco de la ecuación la diferencia, la crítica, el análisis de aquello que se percibe. Esto conviene perfectamente a las estructuras de poder ya que son sujetos dóciles, incapaces de pensar por sí mismos, que reaccionan en función de los estímulos que se les dan, apolíticos, pasivos,  por ende fácilmente manipulables, los efectos en las relaciones humanas son devastadores, creando relaciones artificiales, vacías, gente que va por la vida relacionándose como un en concurso de popularidad, lo real de las experiencias queda de lado, los sentimientos, el placer, el amor, quedan borrados de la ecuación, lo importante es aparentar.

A modo de conclusión es importante aprender a ubicar esta sociedad del espectáculo para poder aprender a desmarcarnos de estas formas de relación, aprender a vivir nuestras experiencias de forma real, a mostrarnos tal cual somos, sin necesidad de aparentar,  dejar de seguir esta serie de modelos de identificación,  recuperar nuestros relatos, ubicar que nuestras experiencias son reales en tanto las vivimos no en tanto alguien más las legitime, en la medida que podamos ir creando conciencia sobre esto, podremos aspirar a tener una sociedad más satisfactoria.

Eduardo Contreras Merino. Psicoanalista.
Contacto al teléfono 5523275307.

https://www.facebook.com/Eduardo.Psicoanalista/