jueves, 19 de mayo de 2011

Adolescencia y sexualidad.

La adolescencia es una etapa compleja dentro de la construcción de la personalidad de cualquier persona, independientemente del genero el adolescente es una figura que trae muchos mitos pero también mucho desconocimiento y miedo.

En este escrito me centrare principalmente en lo que es la sexualidad del adolescente, hay muchos mitos y dudas al respecto muchas preguntas y aspectos que hay que analizar, en este primera parte está dedicada a la siguiente pregunta, ¿deben los adolescentes tener vida sexual? Y con vida sexual me refiero no solo a las relaciones sexuales sino a un sinnúmero de prácticas en donde se juega algo del placer sexual

Practicas como los besos, los abrazos, toqueteos, que producen un placer en los adolescentes, estos placeres normalmente son bastante tolerados en la sociedad pero hay algunas partes de esta que le s tienen terror porque piensan que esas caricias prohibidas solo desencadenaran que se genere una necesidad muy grande por parte de los adolescentes de tener relaciones sexuales, de que las relaciones sexuales sean a una edad cada vez más tempranas, una promiscuidad sexual en los adolecentes y un deterioro de los valores morales de la sociedad, ¿pero tendrán razón estos grupos y estos discursos puritanos?

En primer lugar habría que aclarar que es en la adolescencia donde comienza a construirse de forma más importante la identidad sexual y las formas de relacionarse sexualmente, el adolescente es un sujeto sexual, tiene deseos inquietudes, comienza a descubrir su cuerpo , las sensaciones placenteras que pueden proporcionar las caricias l el estar con el otro, y al hablar del otro no me refiero exclusivamente de las relaciones heterosexuales, me refiero a cualquier tipo de relaciones en donde se juegue algo del deseo, en donde se den relaciones de pareja.

Y que hace el adolescente con estos deseos que lo atraviesan de pies a cabeza, que lo desbordan, sobre todo en una sociedad en donde tiene pocas formas de expresar estas sensaciones, pocos espacios donde hablar de ellos y donde no sea juzgado por sentirlos, una sociedad en donde predominan los discursos que condenan la expresión de la sexualidad, que apelan a una desexualizacion de las personas , desde el discurso religioso cristiano que busca una renuncia a los placeres de la carne hasta ciertas corrientes del pensamiento medico que ubican como patologías ciertas formas de expresar el deseo.

Enmarcado en este contexto el adolescente se encuentra reprimido constantemente, y con poca información sobre los nuevos deseos que se producen en el así que comienza su aprendizaje vía el acto, algo que va totalmente en contra de nuestra forma común de aprendizaje, cuando se va a la escuela al niño se le explica algún concepto o procedimiento y después se le pide que lo haga por su cuenta, en el ejercicio sexual es distinto, nadie le explica que hacer, o si lo hacen lo hacen de una forma muy técnica algo sobre lo que reflexionare mas en otro artículo.

Esto hace que el adolescente se aventure a practicar en la mayoría de los casos a ciegas guiándose solo por sensaciones, solo por deseo sin reflexionar mucho sobre lo que está haciendo, pero ¿de quién es responsabilidad esto? Del adolescente o de la sociedad que no construye espacios en donde se pueda hablar libre y sin prejuicios de los diversos temas sexuales.

Una de las razones que se dan más para evitar hablar de temas sexuales con los adolescentes es que eso los incitaría a las relaciones sexuales y a la promiscuidad, pero aquí cabe una pregunta, ¿no aun cuando no hay información los adolescentes tienen relaciones sexuales? ¿No es preferible que tengan relaciones sexuales responsables y con mucho mayor conocimiento que les permita abordar su sexualidad de distinta forma?

Aunado a esto hay que reflexionar el hecho de la que la palabra frena el acto, en cuando algo se habla no se pasa al acto si no se da un proceso se simbolización y reflexión de lo hablado, por lo cual el permitir que los adolescentes hablen del tema produciría todo lo contrario de lo que se piensa, permitiría que los adolescentes reflexionaran sobre eso en vez de lanzarse como hasta ahora metiéndose en la boca del lobo sin ninguna antorcha que pueda alumbrarlos.

Eduardo Contreras Merino.

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