Constantemente
se hace alusión al término de consumista, por parte de un cierto sector de
personas (incluyéndome) en referencia a una determinada forma de actuar de un
grupo de la población para quienes su mayor satisfacción existencial pareciera
estar en relaciona la cantidad de
objetos que poseen. A una necesidad de consumir productos, obtener lo más nuevo
en tecnología, saturar las plazas
comerciales, tener autos, televisiones etc.
Existen
múltiples análisis sobre los factores que llevan a un sujeto a verse inmerso en
la necesidad consumista, las conclusiones son expresadas desde distintos campos
epistemológicos, por ejemplo, para el psicoanálisis el consumismo está en una
estrecha relación con el vacio generado por la insatisfacción pulsional, el
sujeto coloca la libido en los objetos en vez de los sujetos buscando así
satisfacciones parciales como un modo de negar su falta.
Desde
la perspectiva del análisis económico de
corte marxista, el consumismo esta en relación a lo que marx denomina, el
fetichismo de la mercancía, una forma de relación del sujeto con el objeto
ligado al valor de la cosa, la cosa
tiene un valor por sí misma, un
precio, producen una enajenación del
sujeto para con otros. A diferencia de un modelo económico basado en el
intercambio de bienes, en donde el sujeto se relaciona con otro sujeto, en el
capitalismo se trata con un costo, es decir con dinero, el dinero pasa a ser el
objeto deseado por excelencia, a mayor dinero mayor posibilidad de acumulación
de objetos, lo cual conlleva a una necesidad de acumulación de capital.
Otra
de las causas evidenciadas por múltiples autores, tiene que ver con la
alienación del sujeto a la ideología capitalista, la absorbe sin cuestionarla,
se le educa en ella desde que es niño y aquí es donde emergen algunas
preguntas,
1. ¿El consumismo es una forma ideológica
cuya praxis misma esta reproducida por los sujetos consumistas?
2. ¿Se puede considerar al consumista un sujeto?
3. ¿Hay forma en esta sociedad de no ser
consumista?
Para
responder a la primera pregunta es necesario analizar que es la ideología, esto se abordado por un sinnúmero de autores,
pero se pudiera intentar definirla como un conjunto de discursos de verdad que
se reproducen en un contexto histórico determinado y que tiene como finalidad
la producción de determinadas formas de subjetivación y de comportamiento de
una población en relación a intereses de determinadas clases sociales como vía
de ejercicio de poder y dominación. Para aterrizarlo en el tema en cuestión
nombrare algunos de estos discursos de verdad que el capitalismo reproduce.
1. La relación ser-tener. El capitalismo constantemente lanza el
mensaje que el ser esta en el tener, Sartre
nos decía, la existencia precede a la esencia, es decir primero se existe y
después a partir de un proceso de reflexión personal y de asumir la condición
de libertad emerge el ser. El capitalismo toma como base esta premisa pero la transforma,
para el capitalismo primero se existe y en base a la posesión de objetos
adviene el ser.
Esto lleva a una nueva forma de
construcción del sujeto, la sociedad refuerza esto produciendo modelos de identificación
en base al tener, lanza revistas en donde aparecen en portada personas que
poseen autos, viajan, usan la mejor ropa, produciendo un deseo aspiracionista
en la población, un deseo condenado a ser insatisfecho porque solo nos muestran
la fachada, la imagen. Nos venden una imagen de completud pero nunca nos
muestran la falta detrás de eso, el sujeto se enajena buscando su ser en el
consumo de objetos, para darse cuenta que siempre necesita tener más, que nunca
es suficiente.
2. La relación del placer con los
objetos. En medio de esta cultura capitalista, el placer comienza a ser algo
ajeno al sujeto, el placer se sitúa en los objetos, el consumo promete una sensación de satisfacción
en el consumidor pero es una satisfacción momentánea, y aquí llegamos al mayor
logro del capitalismo a nivel ideología, el lograr hacer una igualdad entre el
deseo y el consumo. La gente quiere cosas, y la ideología los convence de que
ese es un deseo autentico, que la satisfacción obtenida por tener un buen auto,
usar buena ropa, una televisión etc.
Este falso deseo de acumulación, esta
generado por el deseo de cubrir esta falta de la que hable antes, mientras más
rodeado de objetos se encuentre el sujeto mayor posibilidad de sentirse completo, al costo de generar una
necesidad de placer parcial que se traslada a su contacto con otros humanos, a
los que empieza a ver como un objeto mas de consumo y deshecho, y solo como una
vía de obtención de satisfacción.
Esto lleva a que las personas acumulen
objetos, que aquella cosa tan deseada al cabo de un tiempo de adquirida deje de
ser interesante, se abandona y se acumula. En “el nombre de la rosa” esa gran
novela escrita por Humberto Eco se hace una muy buena reflexión en torno a este
tema, en la trama hay un punto en donde se hace evidente una disputa entre dos
facciones de monjes en torno a la posesión de bienes de la iglesia. Por un lado
los jesuitas que mantienen la postura de que los bienes están para usarlos, no
para acumularlos, del otro lado se encuentran los monjes que no ven con malos
ojos la acumulación de dinero o bienes por parte de la iglesia.
El debate entre estas dos facciones es
de orden ontológico y ético, por un lado
se preguntan ¿para qué son los bienes? ¿Para usarlos o acumularlos? La respuesta
a estas preguntas encarna la diferencia entre la ideología marxista y capitalista,
para los marxistas y los jesuitas, los bienes están para usarlos no para
acumularlos, en tanto se genera un excedente de bienes, sobreviene la explotación
de otros y la injusticia social. Para el capitalismo la respuesta es clara, los
bienes están para acumularlos, y en tanto más bienes se tengan más goce y
placer se tendrá.
En el orden del debate ético, la discusión se formulara en torno a si es ético
acumular bienes sin uso privando a los demás de gozar de ellos. Los jesuitas
responden que no es ético acumular bienes ya que esto lleva a una corrupción del
ser y del espíritu, se genera codicia, el uso del poder, la dominación de los
semejantes, generando un mundo en donde
lo más importante es uno mismo sin tomar en cuenta las necesidades de los demás.
La respuesta de la otra facción será devastadora,
acaban aludiendo al derecho, al ser representantes de la iglesia y por ende de
dios, se encuentran en legítimo derecho de acumular objetos o dinero, sin
riesgo de caer en una conducta antiética. Esta respuesta será la que el capitalismo
retomara posteriormente para construir su modelo del consumismo. Ya no es dios
quien da el derecho de eso, el derecho pasa a ser medido en relación al dinero,
quien más tiene esta en su legítimo derecho de acumular tantos bienes como le
plazca, al construir una ideología basada en que todos tienen las mismas
oportunidades el que acumula mayor capital adquiere por tanto mayores derechos.
Algo que pudiera ser cuestionado
seriamente se vuelve algo del orden jurídico-político, al eludir los problemas éticos
queda vía libre al consumo sin culpa.
Esto
nos lleva a responder la segunda pregunta eje planteada en este texto, ¿es el
consumista un sujeto? Iniciemos señalando un punto crucial desde mi
perspectiva. Uno de los errores más frecuentes que se tienen en el análisis del
consumismo radica en considerarlo algo así como un vicio, como una especie de
adicción, se coloca a los consumistas como los malos, es decir se hace un
análisis moral del asunto, se realizan juicios en tanto lo correcto o lo
incorrecto de esa práctica. Se construye una idea de que lo buen y lo bello
radica en poder resistirse a la tentación de acumular mercancías, o en el
abstenerse de consumir determinados productos de corporaciones multinacionales
con la lógica de crear una transformación social.
Esta
forma de moralización del problema construye bandos, pero arroja pocas
perspectivas sobre la condición de sujeto o ausencia de esta en un consumista.
Sacando del análisis lo moral, empecemos definiendo lo que es un consumista en
base a todo lo anterior mencionado.
Definámoslo como una forma de existencia en una sociedad
y contextos dados que se caracteriza por una necesidad de adquirir productos o
bienes a partir de una identificación alienada con una ideología que sustenta
su praxis.
Tomando
en cuenta esta definición, me aventurare a responder que el consumista no es un
sujeto, no lo es por varias razones.
A) El consumista se encuentra alienado a
una ideología la cual no cuestiona, la reproduce hasta el cansancio sin tener
un sentido claro de sus acciones.
B) Su existencia está basada en la
necesidad de gratificación, no hace el paso al deseo, el deseo se encuentra
oculto en el, reprimido.
C) La praxis misma lo enajena del la
sociedad, volviéndolo un personaje apolítico, ausente de participación y de inclusión
en los asuntos de su comunidad tornando su existencia en una competencia
salvaje en pos de la acumulación sistemática de bienes y capital.
D) No hay un análisis ético de su comportamiento,
pensando la ética no como una forma de juicio moral, sino como una forma de
conocerse a sí mismo y de construir una forma de vivir que este en relación a
la belleza. El consumista no se conoce a sí mismo, no sabe de su deseo, de su
ser, es un ente obediente que reproduce lo que percibe.
Por último retomemos la tercera
pregunta eje de esta reflexión, ¿se puede no ser consumista? La respuesta a
esto podemos hacerla retomando esa discusión del nombre de la rosa, el problema
mayor del consumismo no está en la adquisición de bienes, se encuentra en la acumulación
de estos y en la irreflexión de la decisión del consumo.
En la medida que logremos apelar en
primer lugar a una reflexión en torno al sentido de consumir productos
estaremos alejándonos de la alienación, en la medida que nos conozcamos mejor y
sepamos mas de nuestro deseo, dejaremos de depositar nuestro ser en la acumulación,
viviremos sin temor a ocultar lo que somos.
Por otro lado en la medida en que se
logre trasladar esta ansiedad y hambre de objetos, por un deseo de vivencias,
de experiencias colectivas, se pase de una existencia meramente contemplativa a
una existencia activa y participativa la necesidad de consumo será reducida
simplemente al uso, al fin y al cabo queda la pregunta, ¿el dinero es un medio
o un fin? La respuesta a esto define en una parte nuestro ser.
Eduardo Contreras Merino.
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