A pesar de lo que continuamente busca
hacernos creer la creciente tendencia del pensamiento y lenguaje políticamente
correcto, en nuestra sociedad no existe ni la equidad ni la igualdad, existen diferencias
muy profundas y marcadas entre ciertos sectores de la población, en este
escrito buscare hacer evidente como a pesar de que ciertos discursos de
saber-poder buscan establecer la
ideología de una falsa equidad y progreso social en realidad en nuestras
sociedades occidentalizadas se han construido dispositivos biopoliticos que
tienen la finalidad de clasificar y
dividir a la población en 3 grupos muy específicos, los sujetos de
primera, segunda y tercera clase.
La biopolitica es la forma de ejercicio
de poder que tiene como finalidad la administración de la vida o muerte de
sujetos dentro de una población, administrar sus cuerpos, su sexualidad, la
calidad de vida que tienen, sus pensamientos, su deseo, con la creación de la sociedad disciplinaria
esto adquirió forma y se construyeron las instituciones que facilitarían el
proceso de esta clasificación y segmentación de la sociedad, para darle forma a
esta reflexión la dividiré en 3 ejes básicos, el primero es definir cuáles son
estos 3 tipos de sujetos en nuestra sociedad, el segundo los criterios en los
cuales se basa la biopolitica para asignar las posiciones sociales y el tercero
el evidenciar los discursos que permiten que se sigan reproduciendo estos
ordenes sociales.
Comencemos así entonces con los 3
tipos de estructuras sociales que se reproducen en nuestra sociedad, ¿Quiénes
son? Es fácil imaginarse cuales son los ciudadanos de primera clase, son
aquellos que tienen privilegios sociales, económicos, legales y políticos en
nuestra sociedad, son los burgueses que tanto combatía Marx, una clase social
dominante que impone sus criterios morales, ideológicos a la mayoría de la
población, son los portadores del capital lo cual en nuestro sistema social los
vuelve casi intocables e inmunes a cualquier tipo de regulación social. Son
aquellos que por su capital económico y político tienen mejor calidad de vida,
mayor acceso a la educación a servicios médicos, a calidad de vivienda, a
recreación. En un mundo en donde todo tiene un precio y todo cuesta dinero solo
aquellos con suficiente capital pueden tener acceso a una experiencia humana
con mayores posibilidades.
Los sujetos de segunda clase son
aquellos que tienen acceso hasta cierto límite en las sociedades, se les
permite tener cierta calidad de vida pero se les imposibilita el acceso al
primero grupo dominante, dentro de este grupo se podrían establecer dos
subgrupos los de segunda clase a y b, los del grupo a podrían ser identificados
con la clase media en las estructuras sociales, son grupos que tienen
posibilidad de tener cierto nivel de consumo, de accesos a la educación, a los
servicios médicos, pero cuya estabilidad económica siempre está en relación a
las estructuras macroeconómicas, su posición siempre se encuentra en riesgo y
es muy frecuente que ante una inestabilidad económica caigan al grupo de
segunda clase b. Los que se encuentran en el subgrupo b son aquello que Marx
denominaría los proletariados, son aquellos que están en regímenes de
explotación sistemáticos, la mano de obra de la producción, su calidad de vida
es significativamente inferior a las clases medias y generalmente se traduce en
una experiencia de mera sobrevivencia, de obtener los recursos mínimos para subsistir
condenándolos a una reproducción sistemática de su posición generación tras
generación, viviendo en un círculo de repetición infinito.
Los sujetos de tercera clase son
aquellos que no entran dentro del orden de producción dominante, son grupos
sociales aislados y minoritarios los cuales presentan una ausencia total de
acceso a cualquier tipo de calidad de vida, están excluidos totalmente de los
servicios básicos, de medios de alimentación de vivienda, de alimentación,
médicos, son grupos que biopoliticamente son condenados a la aniquilación, se
genera así una Necropolitica, una serie de medidas sociales con la
intencionalidad de extinguirlos, borrarlos, evitar su crecimiento y su
reproducción.
Ahora entramos en el segundo eje de la
reflexión, ¿Qué tipo de criterios utiliza la biopolitica para dictaminar esta
estructura de clasificación social? El
principal criterio es el de la utilidad.
Con la creación de la sociedad
disciplinaria uno de los aspectos claves fue la de crear sujetos y cuerpos
útiles, esto construye 3 tipos de funciones sociales de los sujetos, los de
primera clase representan aquellos que poseen el capital y cuya funcionalidad
es la de producir riqueza (aunque sea solo para ellos), se generan discursos
asociando al empresario como principal actor de la producción de riqueza y
bienestar en una población con su creación de empleos, se construye el mito del
empresario, aquel cuya bondad infinita hace que arriesgue su dinero con tal de
producir empleos en una sociedad y dotar de recursos a los demás, si su función
es la de creación de bienestar entonces la lógica del libre mercado reclama que
hay que apoyarlos, consentirlos, estimularlos a realizarla, darles privilegios,
zonas geográficas específicas para ellos, escuelas, hospitales, flexibilizar
las leyes para ayudarlos a realizar tan noble labor. Un discurso que se nos
repite hasta la saciedad, en las mesas políticas, en los noticieros, en las
organizaciones de empresarios, vemos como se habla de la estimulación de la
creación de empleos, el análisis de la prosperidad de una nación está en función
de la cantidad de empleos que puede generar, poco importa la remuneración de
estos empleos, las ganancias obscenas que estos empresarios consiguen, el punto
en que se centra en discurso es en su utilidad como generadores de empleo y
riqueza.
Si la función del sujeto de primer
nivel es la de la creación de empleo los de segundo nivel deben tener otro tipo
de funcionalidades, en la segunda clase categoría A se cubren dos
funcionalidades sociales, la primera es la de proporcionar una mano de
obra técnica y especializada, desempeñar
los puestos medios que son necesarios en todo tipo de organización jerárquica
para el adecuado control y medidas disciplinarias, su segunda funcionalidad
consiste en ser consumidores, son aquellos que por medio del aspiracionismo
tienen una alienación con su deseo que los vuelve consumidores voraces, la
publicidad está enfocada hasta este grupo, el cual reproduce una serie de
discursos y los incorporan a su existencia, al ser los principales consumidores
masivos se necesita que accedan a una mejor calidad de vida, que tengan mejores
sueldos, se instaura así la figura del crédito, el cual les permite consumir y
demorar el pago de los servicios y productos, siendo así su principal
debilidad, se encuentran en una posición inestable debido a que están ahogados
en deudas, viviendo un mundo de pura ilusión la cual es fácil que ante
cualquier crisis económica se rompa y pasen a ser de la segunda clase categoría
B.
Los sujetos de segunda clase categoría
B su principal funcionalidad en la sociedad es la de ser los productores de las
mercancías, su principal característica es ser la mano de obra de trabajo y
mientras más barata sea esa mano de obra mayor es su atractivo para los grandes
capitales, su consumo se reduce en gran medida a productos y servicios de
primera necesidad, su salud depende en gran medida de los programas de
asistencia social, en ellos el riesgo no es el de perder su poder adquisitivo,
está en perder la vida, en morir de hambre, de enfermedad, su calidad de vida
se ve acortada frecuentemente por las condiciones en que desempeñan su trabajo
así como las exigencias explotadoras cada vez más demandantes de las empresas.
Las políticas públicas buscan prolongar lo más posible su vida biológica, se
apela a brindarle únicamente aquellos servicios básicos que les permitan
mantener un cierto grado de funcionalidad en la maquinaria de producción para
seguir aportando mano de obra al capital, generando a su vez lo que Marx
denominaba como el ejercito de reserva cuya función es abaratar la mano de obra
teniendo un cierto número de sujetos en el desempleo, generando así en el
trabajador una tendencia a aceptar cualquier condición laboral con tal de salir
del desempleo y tener algún tipo de ingreso así sea mísero y sirva muy poco
para mejorar su calidad de vida.
Al ser dentro del orden capitalista
dominante su principal función la producción por ende se busca reducir al
máximo su posibilidades de movilidad social, se les aísla geográficamente en
barrios con carencias de servicios básicos, médicos, su acceso a la educación
frecuentemente es obturado por su incapacidad económica de sostener los gastos
de la educación, quedando como una de las pocas posibilidades de supervivencia
volverse mano de obra o la delincuencia la cual tiene también toda una utilidad
política pero eso será motivo de reflexión en otro escrito.
En los sujetos de tercera clase se
presenta otra dinámica totalmente distinta, son aquellos que no son útiles ni
funcionales al sistema social, incluso en algunos casos son un obstáculo para
la implementación de ciertos negocios de los grandes capitales, en esta área
encontramos a aquellos que Foucault denomina como los “hombres infames”, los
locos, los enfermos, los depravados, los que pertenecen a una etnia, los
indígenas, los delincuentes. Estos grupo de sujetos están excluidos de toda la
estructura social, no consumen, no aportan mano de obra y mucho menos son
poseedores de capital de inversión, su vidas al no ser útiles para el sistema
se aplica la estrategia biopolitica de la exclusión, aislamiento geográfico y
por último la necropolitica, es decir la extinción.
Vemos así los fenómenos que en todo el
mundo parecen ser ya cotidianos, como el apartheid, las masacres sistemáticas
de poblaciones de regiones enteras, el objetivo es simple, erradicarlo de la
faz de la tierra, esto debido principalmente a una razón de orden práctica,
transformar sus condiciones sociales costaría una gran cantidad de recursos
económicos y políticos, desarrollo de políticas de integración, de educación,
de capacitación laboral, esto sería demasiado costoso por lo tanto la respuesta
es la necropolitica, minimizar los costos extinguiéndolos sistemáticamente,
aquí vemos la cara más dura de la biopolitica, el derecho a la vida o muerte,
algo que lamentablemente ocurre de manera sistemática.
Por ultimo queda la pregunta, ¿Cómo es
que este sistema social de división de clases de sujetos se consolida? ¿Qué
factores son los cuales permiten la reproducción y el sostenimiento de este
orden social? Aquí es donde se unen las practicas discursivas con las
estrategias políticas, los discursos de saber poder que generan una narrativa
que transforma la realidad, le da otro nombre, la estructura y define en
función de ciertos intereses económicos y políticos, aquí enunciare alguno de
estos discursos.
1.- El mito del progreso. El
capitalismo ha construido una mitología discursiva alrededor de la idea de
progreso, constantemente se alude a que las sociedades industrializadas son las
que más progreso tienen, asociando así la producción económica con el progreso,
se destacan las ventajas de vivir en una sociedad económicamente productiva,
como la diversidad de productos a consumir, la diversidad de servicios, los
avances tecnológicos, invisibilizando todos aquellos factores de desigualdad
social, de división de clases que estas mismas sociedades industrializadas
producen, alienando así la percepción de los sujetos que con tal de obtener el
nuevo teléfono de moda y encerrados en su narcisismo consumista se percatan muy
poco de su lugar su social y la función que cubren para la reproducción de este
sistema.
2.- El mito de la meritocracia. Otro
de los discursos más repetidos y difundidos para la reproducción del orden
social es el de la meritocracia, la mejor forma de representar eso es tomar el
ejemplo del “sueño americano” un mito en donde se reproduce la percepción de
que cualquiera puede aspirar al éxito si se esfuerza y trabaja lo suficiente,
si se adapta y obedece las reglas del juego, derivando muy fácilmente en
simplificaciones de la percepción de las desigualdades sociales, argumentando
que los pobres son pobres porque no se esfuerzan, porque son flojos, no
trabajan, no emprenden, no tienen mentalidad exitosa, en tiempos recientes
estos discursos son cada vez más reforzados por prácticas discursivas como el
couching, la literatura de superación personal, la seudofilosofia del
pensamiento positivo, esto da como resultado la producción de millones y
millones de personas alienadas que van por el mundo reproduciendo discursos de
éxito, pero que jamás lograran conseguir, acumulando cada vez más frustración y
enojo y al no tener conciencia de clase
lo canalizaran contra sus semejantes en vez de contra de aquellos que de verdad
producen sus condiciones de vida, volviendo muy difícil la organización, la
implementación de acciones de resistencia, y generando una rigidez de la
dinámica social.
3.- Los discursos de odio. Como bien
decía Foucault, la eficacia del poder radica en ser invisible, en ser sutil y
que los lugares de ejercicio de poder sean
muy difíciles de ubicar, este orden social dominante ha tenido una
eficacia incuestionable para lograr un ejercicio de poder sostenido, una de las
técnicas utilizadas es la de construir enemigos públicos, enemigos en los
cuales se proyectaran todos aquellos problemas del sistema, todas sus fallas,
es en la otredad en donde se coloca todo aquello que obstaculiza el acceso al
progreso, no son las políticas económicas que privilegian a ciertas clases
sociales las que producen la miseria, la desigualdad, son los extranjeros, los
obreros flojos, los de color de piel distinto al blanco, los delincuentes,
produciendo que las personas se identifiquen con estos discursos, y exijan
medidas xenófobas, racistas, clasistas, como intento de mejorar sus condiciones
de vida, algo que aun implementadas estas políticas no ocurre, así que se
repite el ciclo y se crea un nuevo enemigo público garantizando el
sostenimiento de ciertas clases sociales en el ejercicio de poder y el cuidado
de sus intereses.
4.- la ideología del
individualismo. Otra de las formas de
reproducir el orden social dominante es por medio del establecimiento de la ideología
individualista, hacer que el sujeto se vuelva narcisista, que apele a velar
únicamente por su bienestar, por sus intereses, que se inserte en una dinámica
de competencia en donde permanente se trata de vencer al otro, de ser mejor que
el otro, una competición que va desde cosas como quien tiene mejor trabajo,
quien gana más dinero, quien viaja más, hasta quien tiene la pareja sexual más
atractiva, quien tiene más parejas sexuales, al centrar su vida en aparentar y
en competir con los demás el sujeto pierde conciencia sobre si y sobre su
posición el orden social, se enajena ante el discurso individualista, aunado a
la perdida cada vez más sistemática del Ethos,
poco importa los medios utilizados para obtener aquello que se desea, lo
importante son los resultados, generando así dinámicas sociales cada vez más
agresivas, mas antiéticas, y deteriorándonos como humanos, degradándonos cada
vez a la condición de entes de consumo, carente de empatía, y de posibilidad de
ubicar al otro como sujeto y no como un medio para obtener aquello que se
desea.
A modo de conclusión es importante
hacer visible estas divisiones de clase porque estamos atrapados en un loop de
repetición histórico en donde ciertas clases se benefician sistemáticamente y
otros padecen, es importante conocer nuestro lugar en este orden social porque
solo así podemos apelar a transformarlo, el tomar conciencia de clase es básico
para eso, abandonar estos discursos alienantes, dejar de reproducirlos y
empezar a ubicar quien es nuestro verdadero enemigo, esos grandes capitales
cuyos líderes no conocemos, esas aspiraciones consumistas que nos invitan a
definirnos por las cosas que compramos, esa necesidad de aparentar lo que no
somos, esa apatía que nos hace voltear la mirada a otro lado con tal de no ver
la realidad, cuando no se sabe el lugar que se ocupa en una estructura social,
se está condenado a ser esclavo no a poder ser libre.
Eduardo Contreras Merino.