martes, 27 de noviembre de 2018

La Xenofobia y la Xenofobia selectiva.


Esta reflexión tiene como objetivo dos puntos en específico, en primer lugar el problematizar porque el concepto de extranjero genera tanta angustia y temor en parte importante de las sociedades, en segundo lugar el visibilizar el cómo esta postura de rechazo ante el extranjero adquiere matices de estratificación que producen una serie de imaginarios colectivos donde existen sujetos de primera, segunda y tercera categoría, en esencia es buscar establecer como el concepto de xenofobia ya no alcanza para explicar las dinámicas sociales actuales.

La xenofobia se define comúnmente como un sentimiento de rechazo con respecto a los extranjeros, este imaginario con respecto a lo extranjero no es un asunto nuevo en la historia, es algo que al menos en la cultura occidental ha estado presente de forma constante, la pregunta con la que me gustaría iniciar esta reflexión seria, ¿Porque el concepto de extranjero resulta tan amenazante en ciertos sectores de las sociedades?

Al respecto se podrían enunciar respuestas simplistas y políticamente correctas como que es el por el racismo, por la ignorancia colectiva, la intolerancia, pero esto no serían más que reduccionismos discursivos que generalmente tienen una agenda e intereses políticos evidentes, los discursos de victimización aunque parecen estar de moda actualmente, no forman parte de mi postura política, como lo he repetido en otros escritos ser víctima no algo cool no algo digno de presumir. Por ende para responder a esta pregunta inicial intentare plantear 3 ejes que mucho menos son las únicas formas de entender los orígenes de la xenofobia pero que desde mi criterio me parecen bastante relevantes.

1.- El miedo a la otredad. El extranjero representa es miedo inconsciente que está presente en cada uno de nosotros, es un miedo muy antiguo y que Lovecraft definió de forma muy acertada como el miedo a lo desconocido, el extranjero representa eso desconocido que es inteligible, un sujeto que tiene otras costumbres, otro condigo lingüístico, otras formas de comportarse y que pone en riesgo la estabilidad de las dinámicas sociales consolidadas en una sociedad. Se juega aquí lo que Freud denominaba como lo ominoso, aquello que escapa a nuestra comprensión, a nuestra capacidad de simbolización y que se traduce en terror y angustia este excedente de angustia produce diversas formas de descarga, en particular una en específico que abordare a continuación.

2.- La proyección. El extranjero al representar la otredad y lo ominoso, genera angustia como mencione con anterioridad y como es imposible sostener esa postura de desconocimiento se le colocan ante el sujeto dos posibles alternativas, apelar a comprender eso desconocido, simbolizarlo y generar conocimiento, que tradicionalmente es la labor de la ciencia o colocar eso desconocido dentro de su escala de representaciones conocidas es decir, darle un lugar dentro de su sistema de creencias establecido, esta última es lo que da origen a la proyección. Las personas proyectan en la figura del extranjero sus temores conocidos, se dan lugar a fantasías paranoides, el extranjero así se ubica como aquel que amenaza la seguridad, el que viene a robar, matar, a quitar oportunidades laborales, se le deja de ver como una persona para representar aquellos miedos colectivos o aquello indeseable en una sociedad, esto frecuentemente alimentado por una ideología política, que es llamada nacionalismo.

3.- Nacionalismo. El nacionalismo es un discurso ideológico que apela a la creación de un sentimiento de apego, pertenencia, homogeneidad, entre una población de una nación, se basa en el exaltamiento de determinadas creaciones culturales que intentar brindar una identidad colectiva, la mayoría de estos iconos nacionalistas son mitos que poco tienen que ver con la realidad histórica pero que se consolidan y adquieren categoría de verdad incuestionable. El nacionalismo como una expresión política controlada puede dar lugar a una buena interacción social, a garantizar la defensa legitima de los recursos de una nación, la preservación de tradiciones, cuando el nacionalismo se desborda da lugar a aberraciones culturales como el nazismo, por ende se vuelve un arma de doble filo la cual puede brindar efectos benéficos pero a la vez dar rienda suelta a la proliferación de discursos xenófobos y que en la actualidad están tomando cada vez más fuerza, están saliendo de las sombras donde habían estado aguardando pacientemente y cuyos ejemplos  concretos los tenemos con los triunfos de Trump en Estados Unidos y Bolsonaro en Brasil.

Están serian algunas causas que motivan el surgimiento de la xenofobia pero en las últimas décadas con la implementación del neoliberalismo como modelo económico dominante a nivel mundial, se ha producido una transformación, el neoliberalismo apela a la creación de un sistema económico global, en donde no existan el concepto de nación ni límites al mercado y al libre flujo del capital. Si se pensara esto desde una lógica de causalidad, la consecuencia natural de esta forma económica sería la de la caída del nacionalismo, la apertura de las fronteras y una reducción importante de la ideología xenófoba, pero ¿Por qué no es así? ¿Por qué los discursos xenófobos parecen más fuertes y las fronteras más cerradas? Hay diversas formas de entender esto, en mi caso intentare responder a estas preguntas de lo que nombrare como xenofobia selectiva.

A diferencia del concepto clásico de xenofobia, la xenofobia selectiva es un efecto del neoliberalismo el cual al dividir al mundo en 3 tipos de economías como las de  primer mundo, segundo mundo y tercer mundo, a su vez construyo una nueva forma de representar la otredad, produciendo a su vez 3 nuevos tipos de sujetos, los ciudadanos de primera, segunda y tercera clase, replicándose esto en un sinnúmero de dinámicas sociales, ejemplificándose de forma evidente con el concepto de lo Vip.

Se construyen así iconos acerca de lo que se representa como ciudadano modelo, que van desde el color de piel blanco como modelo de belleza, la capacidad adquisitiva como sinónimo de éxito y valía existencial, se articula así el icono del hombre blanco heterosexual exitoso, se coloca como el pináculo de la especie, volviéndose un modelo de identificación y de aspiración para los ciudadanos de segunda y tercera clase, los cuales interiorizan estos modelos, los exaltan proyectando en ellos todos aquellos valores positivos dentro de una sociedad, haciendo que la migración de estos sujetos  sea bien recibida, sea percibida como una aportación cultural, una forma de civilizar al tercer mundo, de traer la modernidad, como una aportación cultural invaluable permitiéndoles abusar de su condición, explotar los recursos de otros países, influir en sus políticas económicas y ser fácilmente instaurados en una posición de liderazgo, la xenofobia se transforma en un sentimiento de servidumbre colectiva ante  estos iconos del éxito.

En su contra-parte el ciudadano de tercera se vuelve objeto de desprecio y proyección de los valores negativos, se vuelve el delincuente, el salvaje, el esclavo moderno y cuya migración es valorada como negativa y amenazante para muchas poblaciones y que solo es tolerada en tanto este ciudadano asuma una postura de servidumbre y solo en cantidades de personas controladas. Lo paradójico de este fenómeno global es que por un lado se hace invisible la relación dialéctica de que la existencia de países de tercer mundo es producida por la explotación y extracción de recursos y riqueza por parte de las potencias económicas, que para que estos ciudadanos de primer mundo puedan tener el estilo de vida que tienen es porque explotan a los tercermundistas, su opulencia está basada en una relación de explotación de los otros que consideran inferiores o en muchos casos simplemente inexistentes.

En segundo lugar cando los ciudadanos tercer mundistas se identifican con los iconos modernos de éxito, legitiman y refuerzan la dialéctica hegeliana del amo y el esclavo, colocando a esos iconos como los amo y reafirmándose a sí mismos como esclavos, autocosificandose, obturando así la posibilidad de movilidad social.
A modo de conclusión, los discursos que actualmente se reproducen de forma cada vez más constante no son discursos xenófobos como tal, las posturas de Trump, de Bolsonaro y sus seguidores no es meramente Xenofobia, estamos en la época de la Xenofobia selectiva que busca seguir replicando el sistema social dominante y representa los intereses de clases sociales altas y de las grandes corporaciones y de las potencias económicas globales.

Es importante por ende empezar a cuestionarnos seriamente nuestra propia Xenofobia selectiva, empezar a dudar de nuestros modelos de identificación en relación al éxito, empezar a dejar de colocar al modelo del occidental blanco heterosexual como modelo a seguir, como inspiración, para verlo como lo que realmente es, un producto de un sistema social y económico injusto, que su lugar no es algo natural, algo que deba ser así, sino que se encuentra en una situación de privilegio sostenida a partir de la explotación y la miseria de otros.

Eduardo Contreras Merino.