miércoles, 14 de diciembre de 2016

¿Qué es el estado de derecho?

Es muy común que encontremos en diversos medios el uso constante de la frase “estado de derecho”,  es mencionado en programas de televisión,  los políticos lo utilizan como una jerga recurrente pero,  ¿a que se refieren cuando hablan del estado de derecho?
El sentido que comúnmente se utiliza para definir el estado de derecho es el de un estado jurídico-político que facilita la implementación de ciertos mecanismos de gobernabilidad que intentare resumir en 3 puntos.
A)    La instauración de un aparato jurídico que este basado en un sistema de equidad que facilite la imparcialidad en la  aplicación del marco jurídico, garantizando así el acceso a la impartición de justicia para todos los ciudadanos independientemente de su situación económica, de género, preferencia sexual,  de raza,  evitando así los abusos de poder de las clases dominantes o mayoritarias con respecto a las inferiores o minoritarias.
B)   La construcción de mecanismos que permitan el respeto de las garantías individuales, comúnmente llamados derechos humanos. Principalmente en lo que respecta al uso de la violencia sobre sus ciudadanos, es decir, que el uso de los medios de violencia del aparato de estado adquieran un matiz de legitimidad social y no a la inversa, que se vuelvan un método de represión de los gobernados.
C)   La creación de un estado de policía que permita la implementación de la ley acompañado de un sistema jurídico que permita la impartición de justicia y se evite la impunidad de aquellos que violentan el contrato social dictado por las leyes.
En esencia y de forma muy resumida se podría decir que estos 3 puntos engloban la forma en la que se concibe el concepto de estado de derecho, ¿pero esto realmente es así? O como plantearía Foucault es solo un discurso de poder-saber que  ha adquirido la noción de verdad.
En su seminario “El nacimiento de la biopolitica” Michel Foucault nos da una versión diferente de lo que es el estado de derecho, ubicando como a finales de 1940, en el contexto de la postguerra se inicia  la construcción de los estados modernos a partir de la vertiente del liberalismo y su posterior evolución al neoliberalismo.
En primer lugar Foucault plantea que efectivamente el estado de derecho se encuentra en relación a los marcos jurídicos-políticos y a las estrategias de gobernabilidad, pero no en torno a la creación de un estado facilitador del bienestar de sus ciudadanos, sino con otros intereses diametralmente opuestos a la concepción oficial de lo que es el estado de derecho. Estos intereses se pueden definir a partir de dos aspectos específicos:
A)   La creación de un estado que permita la implantación de lo que Foucault denomina “La razón del mercado” es decir, un estado que facilite la consolidación de la teoría del libre mercado como una verdad universal. Esto implica una transformación de las sociedades occidentales, se construye lo que se denomina la política de marco, una política que busca transformar a los ciudadanos así como sus marcos contextuales, producir sujetos aptos para la implementación de las teorías del libre mercado, transformar su estructura del deseo para volverlos aptos para el consumo, en esencia se busca adaptar a la sociedad y construir un nuevo tipo de sujeto que admita como verdad incuestionable el discurso del libre mercado.
B)   En segundo lugar se busca generar un marco jurídico que posibilite la acción de las empresas y el libre flujo del capital, disminuir los marcos de regulación gubernamentales con respecto al capital, se construyen nuevas políticas laborales, cambios en las leyes de los usos de suelo, nuevas leyes ambientales, de soberanía. Todo esto  apelando a la autorregulación del capital, legitimándolo en un marco ideológico que genera la idea de una naturalidad de esa estructura. Se plantea el libre mercado como algo natural, deseable, que tiene sus propias reglas, estrategias y cuya regulación por parte del estado se presenta como una traba para el progreso de una sociedad dada.
Estos dos aspectos tienen repercusiones evidentes en las sociedades occidentales, esta reconstrucción de las poblaciones se realiza a partir de técnicas específicas de ejercicio de poder, tales como la disciplina, la manipulación mediática, la propaganda, la remodelación de los espacios físicos, de las dinámicas de los grupos en una sociedad.
Se aplican un conjunto de saberes que producen el sujeto moderno, un sujeto que se aleja del cogito ergo sum, para pasar a un estado de irreflexión, se aliena ante el discurso del libre mercado volviéndolo un autómata consumista y dócil ante los distintos marcos de regulación que el capital impone a la sociedad.
Se produce una sociedad basada en el modelo de la empresa, estos cambios se ejecutan desde aspectos micros políticos como las familias, hasta macros como una población entera, aparecen sociedades jerárquicas, uniformadas, sujetos alienados en su pensamiento y deseo a la ideología capitalista.
Cuando comparamos estas dos formas de pensar el estado de derecho resulta evidente que la primera intenta transmitir una versión idealizada, romántica, utópica del estado, que pone el bienestar de sus ciudadanos antes que el interés económico.
La segunda visión nos deja ver un panorama oscuro, nos mostraría como el estado de derecho en esencia es solo una forma de gobernar en beneficio del capital, esto se traduciría en una sociedad que está organizada para el beneficio de unos cuantos en pos del bienestar de ciertas clases dominantes.
Si se analiza la mayoría de las sociedades occidentales, se puede ubicar como muchos de estos aspectos que Foucault refiere están más que presentes, el libre mercado tiene el control de los gobiernos, se ha desatado un monstruo de mil cabezas que devora todo a su paso, generando una desigualdad social como pocas veces se ha visto en la historia, una mayoritaria acumulación del capital en manos de unos cuantos, dejando evidente que el capital no puede auto regularse, que son cada vez más necesarias la implementación de mecanismos de regulación a las empresas-
Queda claro que el estado neoliberalista ha sido un fracaso, y una posibilidad de contrapeso radica en dejar de ver al estado de derecho desde esa perspectiva falsa, empezar a hacer un proceso de resignificacion que permita verlo en su desnudes, como un mero aparato de gobierno que favorece a las clases dominantes a costa de la carencia de la mayoría de la población.
El estado de derecho es un estado jurídico sí, pero cuyo marco está en función de brindarle al capital libre acción y ya hemos constatado los efectos que la libre acción del capital tiene. Es absolutamente necesario una exigencia a los aparatos estatales de que hagan realidad esa visión que tanto pregonan pero el primer paso está en la aplicación del marco jurídico al capital. Mientras no existan estados que frenen la depredación del libre mercado, seguiremos viviendo en este mundo neofeudalista en donde las empresas se operan como pequeños feudos sin límites, acumulando la riqueza y violentando los derechos de la gran mayoría de los ciudadanos.

Eduardo Contreras Merino.

No hay comentarios: