Esta
reflexión tiene como objetivo dos puntos en específico, en primer lugar el
problematizar porque el concepto de extranjero genera tanta angustia y temor en
parte importante de las sociedades, en segundo lugar el visibilizar el cómo
esta postura de rechazo ante el extranjero adquiere matices de estratificación que
producen una serie de imaginarios colectivos donde existen sujetos de primera,
segunda y tercera categoría, en esencia es buscar establecer como el concepto
de xenofobia ya no alcanza para explicar las dinámicas sociales actuales.
La
xenofobia se define comúnmente como un sentimiento de rechazo con respecto a
los extranjeros, este imaginario con respecto a lo extranjero no es un asunto
nuevo en la historia, es algo que al menos en la cultura occidental ha estado
presente de forma constante, la pregunta con la que me gustaría iniciar esta reflexión
seria, ¿Porque el concepto de extranjero resulta tan amenazante en ciertos
sectores de las sociedades?
Al
respecto se podrían enunciar respuestas simplistas y políticamente correctas
como que es el por el racismo, por la ignorancia colectiva, la intolerancia,
pero esto no serían más que reduccionismos discursivos que generalmente tienen
una agenda e intereses políticos evidentes, los discursos de victimización aunque
parecen estar de moda actualmente, no forman parte de mi postura política, como
lo he repetido en otros escritos ser víctima no algo cool no algo digno de
presumir. Por ende para responder a esta pregunta inicial intentare plantear 3
ejes que mucho menos son las únicas formas de entender los orígenes de la
xenofobia pero que desde mi criterio me parecen bastante relevantes.
1.-
El miedo a la otredad. El extranjero representa es miedo inconsciente que está
presente en cada uno de nosotros, es un miedo muy antiguo y que Lovecraft definió
de forma muy acertada como el miedo a lo desconocido, el extranjero representa
eso desconocido que es inteligible, un sujeto que tiene otras costumbres, otro
condigo lingüístico, otras formas de comportarse y que pone en riesgo la
estabilidad de las dinámicas sociales consolidadas en una sociedad. Se juega aquí
lo que Freud denominaba como lo ominoso, aquello que escapa a nuestra comprensión,
a nuestra capacidad de simbolización y que se traduce en terror y angustia este
excedente de angustia produce diversas formas de descarga, en particular una en
específico que abordare a continuación.
2.-
La proyección. El extranjero al representar la otredad y lo ominoso, genera angustia
como mencione con anterioridad y como es imposible sostener esa postura de
desconocimiento se le colocan ante el sujeto dos posibles alternativas, apelar
a comprender eso desconocido, simbolizarlo y generar conocimiento, que
tradicionalmente es la labor de la ciencia o colocar eso desconocido dentro de
su escala de representaciones conocidas es decir, darle un lugar dentro de su
sistema de creencias establecido, esta última es lo que da origen a la proyección.
Las personas proyectan en la figura del extranjero sus temores conocidos, se
dan lugar a fantasías paranoides, el extranjero así se ubica como aquel que
amenaza la seguridad, el que viene a robar, matar, a quitar oportunidades
laborales, se le deja de ver como una persona para representar aquellos miedos
colectivos o aquello indeseable en una sociedad, esto frecuentemente alimentado
por una ideología política, que es llamada nacionalismo.
3.-
Nacionalismo. El nacionalismo es un discurso ideológico que apela a la creación
de un sentimiento de apego, pertenencia, homogeneidad, entre una población de
una nación, se basa en el exaltamiento de determinadas creaciones culturales
que intentar brindar una identidad colectiva, la mayoría de estos iconos
nacionalistas son mitos que poco tienen que ver con la realidad histórica pero
que se consolidan y adquieren categoría de verdad incuestionable. El nacionalismo
como una expresión política controlada puede dar lugar a una buena interacción
social, a garantizar la defensa legitima de los recursos de una nación, la preservación
de tradiciones, cuando el nacionalismo se desborda da lugar a aberraciones
culturales como el nazismo, por ende se vuelve un arma de doble filo la cual
puede brindar efectos benéficos pero a la vez dar rienda suelta a la proliferación
de discursos xenófobos y que en la actualidad están tomando cada vez más
fuerza, están saliendo de las sombras donde habían estado aguardando pacientemente
y cuyos ejemplos concretos los tenemos
con los triunfos de Trump en Estados Unidos y Bolsonaro en Brasil.
Están
serian algunas causas que motivan el surgimiento de la xenofobia pero en las últimas
décadas con la implementación del neoliberalismo como modelo económico dominante
a nivel mundial, se ha producido una transformación, el neoliberalismo apela a
la creación de un sistema económico global, en donde no existan el concepto de nación
ni límites al mercado y al libre flujo del capital. Si se pensara esto desde
una lógica de causalidad, la consecuencia natural de esta forma económica sería
la de la caída del nacionalismo, la apertura de las fronteras y una reducción importante
de la ideología xenófoba, pero ¿Por qué no es así? ¿Por qué los discursos xenófobos
parecen más fuertes y las fronteras más cerradas? Hay diversas formas de entender
esto, en mi caso intentare responder a estas preguntas de lo que nombrare como
xenofobia selectiva.
A
diferencia del concepto clásico de xenofobia, la xenofobia selectiva es un
efecto del neoliberalismo el cual al dividir al mundo en 3 tipos de economías como
las de primer mundo, segundo mundo y
tercer mundo, a su vez construyo una nueva forma de representar la otredad,
produciendo a su vez 3 nuevos tipos de sujetos, los ciudadanos de primera,
segunda y tercera clase, replicándose esto en un sinnúmero de dinámicas sociales,
ejemplificándose de forma evidente con el concepto de lo Vip.
Se
construyen así iconos acerca de lo que se representa como ciudadano modelo, que
van desde el color de piel blanco como modelo de belleza, la capacidad
adquisitiva como sinónimo de éxito y valía existencial, se articula así el
icono del hombre blanco heterosexual exitoso, se coloca como el pináculo de la
especie, volviéndose un modelo de identificación y de aspiración para los
ciudadanos de segunda y tercera clase, los cuales interiorizan estos modelos,
los exaltan proyectando en ellos todos aquellos valores positivos dentro de una
sociedad, haciendo que la migración de estos sujetos sea bien recibida, sea percibida como una aportación
cultural, una forma de civilizar al tercer mundo, de traer la modernidad, como
una aportación cultural invaluable permitiéndoles abusar de su condición,
explotar los recursos de otros países, influir en sus políticas económicas y
ser fácilmente instaurados en una posición de liderazgo, la xenofobia se
transforma en un sentimiento de servidumbre colectiva ante estos iconos del éxito.
En
su contra-parte el ciudadano de tercera se vuelve objeto de desprecio y proyección
de los valores negativos, se vuelve el delincuente, el salvaje, el esclavo
moderno y cuya migración es valorada como negativa y amenazante para muchas
poblaciones y que solo es tolerada en tanto este ciudadano asuma una postura de
servidumbre y solo en cantidades de personas controladas. Lo paradójico de este
fenómeno global es que por un lado se hace invisible la relación dialéctica de
que la existencia de países de tercer mundo es producida por la explotación y extracción
de recursos y riqueza por parte de las potencias económicas, que para que estos
ciudadanos de primer mundo puedan tener el estilo de vida que tienen es porque
explotan a los tercermundistas, su opulencia está basada en una relación de explotación
de los otros que consideran inferiores o en muchos casos simplemente
inexistentes.
En
segundo lugar cando los ciudadanos tercer mundistas se identifican con los
iconos modernos de éxito, legitiman y refuerzan la dialéctica hegeliana del amo
y el esclavo, colocando a esos iconos como los amo y reafirmándose a sí mismos
como esclavos, autocosificandose, obturando así la posibilidad de movilidad
social.
A
modo de conclusión, los discursos que actualmente se reproducen de forma cada
vez más constante no son discursos xenófobos como tal, las posturas de Trump,
de Bolsonaro y sus seguidores no es meramente Xenofobia, estamos en la época de
la Xenofobia selectiva que busca seguir replicando el sistema social dominante
y representa los intereses de clases sociales altas y de las grandes
corporaciones y de las potencias económicas globales.
Es
importante por ende empezar a cuestionarnos seriamente nuestra propia Xenofobia
selectiva, empezar a dudar de nuestros modelos de identificación en relación al
éxito, empezar a dejar de colocar al modelo del occidental blanco heterosexual
como modelo a seguir, como inspiración, para verlo como lo que realmente es, un
producto de un sistema social y económico injusto, que su lugar no es algo
natural, algo que deba ser así, sino que se encuentra en una situación de privilegio
sostenida a partir de la explotación y la miseria de otros.
Eduardo
Contreras Merino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario