Her es una película que nos coloca en
un contexto futurista no muy alejado de nuestra actualidad, en esta sociedad encontramos sujetos
alienados a la tecnología, todos tienen
un aparato de comunicación que maneja diversos aspectos de su vida personal,
sus correos, lleva su agenda.
El protagonista llamado Theodore trabaja en una empresa en donde se dedica a escribir cartas
para personas, la gente contrata el servicio, manda fotos de la persona y su
función radica en escribirle algo profundo, algo tierno, algo que sea
significativo para quien va dedicada la carta. Ya aquí podemos ver una clara
muestra del tipo de sociedad en la que
la película se desarrollara, una sociedad despersonalizada, des-afectiva, en
donde algo tan simple como escribir o decirle al otro lo que se siente se
vuelve complicadísimo y se prefiere pagar porque alguien más lo haga.
La tecnología avanza como siempre y
aparece un nuevo tipo de software personalizado, una inteligencia artificial
que revoluciona por completo la forma de relacionarse del sujeto con la
tecnología, la instalación de este sistema requiere una serie de preguntas que
están enfocadas a conocer sobre el deseo del sujeto, sus preferencias, su forma
de relacionarse con otras personas.
Cuando el software aparece se
autonombra Samantha, comienza a interactuar de forma autónoma con Theodore, lo
cuestiona, lo incita a realizar actividades, empieza a intrigarse con sus
reacciones, con su forma de ver el mundo, lo incita a salir a relacionarse con
otras personas, a tener citas.
La convivencia con el sistema
operativo se va volviendo poco a poco más profunda, charlan más, el protagonista se va abriendo poco a poco
con el programa, expresándole sus deseos, sus temores, se empieza a generar un vínculo
fuerte, una amistad que poco a poco va convirtiéndose en amor.
Aquí es donde vienen las
complicaciones, empiezan a surgir varias preguntas con respecto a la
legitimidad de ese amor, el primero obstáculo viene a raíz de la sexualidad,
Samantha carece de cuerpo, es algo intangible, que no puede verse, tocarse, se
produce un deseo que no tiene forma de llevarse a cabo físicamente, solo vía simbólica,
imaginaria.
Se produce una reflexión de dos formas
de amar que han estado presentes en la historia de la humanidad, por un lado el
amor cortés, ese amor que apela a amar a la dama vía la sublimación de los
deseos sexuales, un amor asexual, que se encuentra cargado a la ternura, a la
servidumbre y por otro lado el amor erótico, un amor cargado de deseo sexual, que
busca placer, satisfacción.
Se deja muy claro en la película que
el lado del amor cortes, de este ágape está satisfecho en la forma de
relacionarse de Samantha y Theodore, pero que emerge una falta, este angustia e
insatisfacción de Samantha por no tener cuerpo, por no poder tocar a Theodore,
besarlo, tener sexo con él, esto puede articular una serie de preguntas muy
interesantes, ¿Es necesario el sexo en el amor? ¿Porque necesitamos esta tangiblidad
del amor para considerarlo real?
Como he mencionado en otros textos,
los griegos pensaban 3 tipos de formas amorosas, el ágape o amor mas de corte
espiritual, el eros o amor de corte sexual, y la filia como una combinación de
las formas anteriores de amar que articulaba un amor espiritual por el otro
pero a su vez un deseo, un erotismo.
En el planteamiento de la película el
amor de Theodere y Samantha está marcado de forma muy clara por este componente
espiritual, existe también un deseo sexual pero es algo intangible, al ser un
sistema operativo hablamos más bien de una entidad espiritual, al no tener
cuerpo ¿Samantha existe? ¿Es legítimo sentir amor por ella, es real ese amor?
Esto nos llevaría a pensar en cómo el
positivismo ha construido determinadas formas de subjetivación en los sujetos,
definiendo lo real a partir de sus reglas, lo tangible, medible comprobable. El
discurso científico se ha consolidado como el nuevo dogma, ya Nietzche cuando enuncia la muerte de dios,
pensada como esta verdad universal, produciría un hueco que sería viable ser
cubierto por el discurso científico, la ciencia se convertiría en la nueva
verdad universal, ese nuevo dios incuestionable.
Estas formas de subjetivación producen
a su vez formas de relación del sujeto con el otro, formas que construyen la
realidad a partir de estos preceptos positivistas, se busca evidencias del amor
del otro, medirlo, comprobarlo, buscamos encontrar actos de amor, señales que
no dejen lugar a duda que el sentimiento existe en el otro, pero, ¿Cómo medir
el amor? ¿Cómo se comprueba un enunciado tan simple como un “Te amo”?
Theodore se va confrontando con esta
serie de preguntas, se confronta con la postura de los demás que cuestionan lo
real de su relación, produce múltiples dudas en el, al grado de afectar su
relación con Samantha, en esos intentos de acercar su amor a lo real, se planea un encuentro con
una mujer la cual actuara como el cuerpo de Samantha, como una intencionalidad
de darle carne al espíritu, de darle una dimensión real, sexual, erótica a la
relación.
Este acto falla estrepitosamente,
Theodore sabe que ese cuerpo no es Samantha, sabe que es un cuerpo desprovisto
de su espíritu, el no desea ese cuerpo, desea otra cosa, algo que no sabe como
es, que forma tiene, una voz, se genera una ruptura entre los amantes, una
distancia, esta necesidad de tangiblidad comienza a volver insostenible la relación
en apariencia.
Theodore aquí resuelve el asunto desde
una perspectiva muy interesante, empieza a ubicar que esta necesidad de
tangiblidad de Samantha es estéril, analiza sus relaciones anteriores y ubica
que en ellas tampoco existió una posibilidad de verificación del amor, que eso te amo, quiero estar contigo, te
deseo, pueden estar pero también dejar de estar, Thedore comprende que en
esencia el amor es un acto de fe.
Un acto de fe que consiste en creer en
la palabra del otro, creer en que sus actos son de amor, que no hay forma de
saber si esa palabra es verdad, que no hay forma de medir la intensidad del
amor del otro, que buscar esa tangiblidad se vuelve un ejercicio estéril,
absurdo, que lo único que puede saber es sobre sus propios sentimientos, que el
sujeto solo puede saber y hasta cierto
punto de sus propios sentimientos, de sus propios actos.
La experiencia amorosa por ende se
estructura en dos partes, por un lado el amar y el ser amado, pero en donde
solo puede existir una cierta certeza en el acto de amar, Theodore reconoce su
amor por Samantha y decide ejercerlo, vivirlo, experimentarlo sin límites,
entregándose a cada una de las experiencias de vida que tiene creyendo en el
amor del sistema operativo.
En el momento en que elige creer
Samantha existe, empieza a disfrutar el amor, a ser feliz, a vivir momentos
profundos, empieza a dejar de necesitar
un reconocimiento social de sus
sentimientos, una autorización del otro, comprueba que Samantha existe, existe porque tiene
conciencia propia, porque ejerce su libertad, porque elige estar con Theodore,
esto queda manifestado en el momento en que empieza a ser evidente que el
sistema operativo convive con otras personas, charla con ellas, se inserta una
dinámica de exterioridad en la relación, hasta ese momento él pensaba que
Samantha era suya, que estaba solo con él, que se relacionaba solo con él, poco
a poco va descubriendo que esto es una ilusión, que su creencia es falsa, de
repente ubica que ella se ausenta, que a veces no está, se desaparece.
Comienzan a surgir los celos, la
angustia por la perdida, la necesidad de posesión, el no puede superar el
paradigma de la tangibilidad, cuando se entera que Samantha no solo charla con
otros, sino que ama a más personas entra en una crisis existencial, no puede
comprender como es que eso ocurre, como es que ella puede a amar a más
personas, hasta que un día el sistema operativo le comunica que se va, que su
deseo por conocer otras cosas, evolucionar, la lleva a tomar otro rumbo. Un
rumbo que hace insostenible la relación, ella emprende una búsqueda de si, un
proceso de comprensión de quien es, sobre el sentido de su existencia.
Al final Theodore queda solo, se da
cuenta que no fue el único que estableció una relación con su sistema
operativo, sino que le ocurrió a múltiples personas, ¿esto hace que su
experiencia amorosa fuera menos real?
Desde mi punto de vista la película
intenta cuestionar la forma en que percibimos el amor, alterar esa forma en que
constantemente como sujetos representamos el amor privilegiando el ser amado al
amar. Esa forma en donde nos obsesiona el saber si el otro nos ama o no, la
intensidad de su amor, la dependencia de esto a la hora de nombrar como real
nuestras experiencias amorosas.
Theodore nos ejemplifica el sujeto
moderno, un sujeto perdido entre la virtualidad y la realidad, un sujeto que
busca encontrar en la imagen, en la virtualidad una verdad sobre su existencia,
un sentido, un propósito, un sujeto que le cuesta realizar procesos de
introspección , que duda de todo pero que a su vez tiene una necesidad muy grande
de creer.
Nos muestra que el amor no pasa por lo
tangible, que el amor en su mayoría es una experiencia personal, un saber
personal, que en ese encuentro con el otro lo único que puede sostener la
relación es la creencia, amar es un acto de fe, de creer en nuestros
sentimientos y los del otro aprendiendo a lidiar con la angustia de la
incertidumbre.
Deja muy claro que el amor no es una
experiencia infinita, que al ser sujetos finitos el amor tiene una finitud, que
al final el otro es otro y su deseo puede
producir encuentros pero a su vez desencuentros pero que el hecho de que la
relación termine no implica que la experiencia haya sido menos real.
Todos buscan tener evidencias de que
el amor fue real, tener fotos, vídeos, cartas, algo que trascienda el tiempo,
algo que recuerde que eso existió, pero la trascendencia de nuestros
sentimientos no están en estas cosas tangibles, lo que hace real las
experiencias en nuestros sentimientos, nuestra forma de entregarnos a las
experiencias, nuestra postura al vivirlas.
Her sin duda es una propuesta cultural
ampliamente recomendable, puede generar múltiples
lecturas, en este texto solo hable de algunas de ellas pero seguro existen
muchas más, a manera de conclusión diría que Her refleja la importancia de
aprender a vivir las experiencias sin depender de la tangiblidad, que hay que
cambiar esta forma de ver las cosas tan positivista, la realidad o falsedad de
nuestras experiencias amorosas está determinada únicamente por nuestra forma de
sentirlas, el otro no puede autorizarlas o desautorizarlas, el amor es un
encuentro de dos en donde solo ellos pueden dimensionar y representarse la
veracidad de lo vivido, en la medida que aprendamos a darle más valor a
nuestros sentimientos, a entregarnos al goce o sufrimiento de nuestras
experiencias tendremos una vida más plena, mas real.
Eduardo
Contreras Merino.
Psicoanalista. Contacto al teléfono
5523275307.
https://www.facebook.com/Eduardo.Psicoanalista/
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