A lo largo de la historia han existido
múltiples prácticas de cuidado de si, en esta ocasión analizare la parresia
como parte de estas y como una práctica de ejercicio de libertad.
Para iniciar sería importante plantearnos
la siguiente pregunta, ¿Qué es una práctica de cuidado de si? Para responder a esto habría que remitirnos a
los autores de la Grecia clásica, específicamente a Sócrates, el cuidado de si parte de una inquietud de si,
de lo que los griegos llamaban
Epimeleia Heautou, el cuidado de
si tiene como finalidad el conocimiento de sí mismo, la reflexión sobre la vida
del sujeto, sobre su ejercicio ético.
El cuidado de si cuestiona eso que el
sujeto cree saber sobre sí mismo, sobre lo que piensa, su forma de actuar ante
la vida, sus deseos, sus posturas ideológicas esta inquietud de si se traduce
en un conjunto de prácticas y estrategias que tienen como finalidad acceder a
un saber sobre el propio sujeto que le permite desarrollar un ethos, es decir
un arte de vivir.
Este conjunto de prácticas y
estrategias es lo que Foucault ha denominado las practicas del cuidado de si, cada
escuela filosófica de la antigüedad desarrollaba sus propias estrategias y prácticas,
escuelas como los socráticos, platónicos, cínicos, epicúreos, estoicos.
En este escrito me centrare en una de estas prácticas, la parresia, partamos entonces de la pregunta más pertinente al respecto, ¿Qué es la parresia? La parresia podríamos pensarla e intentar circunscribirla a la libertad de expresión, a la posibilidad de decir algo, pero no cualquier tipo de discurso, la parresia se enfoca en la verdad, el ejercicio de la parresia tiene como finalidad el decir la verdad, la libertad de expresar la verdad, pero ¿de qué verdad hablamos?
Aquí podríamos intentar responder a
esta pregunta argumentando que la parresia tomaría en cuenta dos tipos de
discursos de verdad, o más específicamente dos dimensiones de la verdad, una
que sería de corte interno y otro externo, es decir una verdad acerca del
sujeto, sobre su forma de pensar, sentir, sobre sus deseos, sus
posicionamientos ideológicos, y otra dimensión de la verdad que estaría más en
el terreno de lo social, de la política.
La parresia se separa así de la
retorica, la retorica tiene como finalidad el decir al otro lo que este quiere oír,
Socrates ya cuestionaba a Gorgias acerca de la función de la retorica, tomando
como ejemplo el discurso de los políticos, un discurso plagado de retorica pero
que busca producir una determinada reacción de aceptación en el receptor del
discurso, la retorica articula el discurso sin tomar en cuenta la verdad, lo
que menos importa es la verdad del tema a debatir o discutir, lo importante es
producir la reacción de aceptación en el otro, o obtener algo del otro, Socrates
la coloca como una especie de adulación, una adulación que lleva implícita una manipulación
del otro, una postura cómoda del sujeto
ante sí mismo y ante los demás, eludiendo el riesgo, el debate, la pérdida del
otro.
La parresia se sitúa en una dimensión distinta,
la parresia privilegia el decir la verdad independientemente de la reacción del
otro, la parresia implica asumir una postura de riesgo constante, un riesgo de
muerte diría Foucault, busca a diferencia de la retorica decir la verdad,
hablar antes que callar, cuestionar antes que alabar, dudar antes que aceptar, criticar antes que halagar. El ejercicio de la
parresia implica asumir que la verdad no siempre es el discurso más apreciado,
asumir que el otro no siempre busca escuchar la verdad, que en múltiples
ocasiones prefiere un discurso retorico, prefiere adulaciones antes que
cuestionamientos, silencios antes que enunciaciones, mentiras antes que la
verdad y que esta postura del otro en relación a la verdad puede llevar muy
frecuentemente a tensiones, a rupturas, a perdidas, implica por ende estar
dispuesto a perder en pos de la verdad, a pelear por la verdad, renunciar al
otro por la verdad.
En una sociedad como la nuestra en
donde los discursos ideológicos democráticos nos dirían constantemente que
tenemos la posibilidad de expresarnos, de enunciar lo que queramos, parecería que
vivimos en una sociedad más cercana a la parresia que a la retorica pero nada más
alejado de la realidad, las sociedades modernas se caracterizan por una sobre intensificación
del ejercicio de la retorica, de la mentira a la verdad, de la cosificación del
otro por medio de determinadas prácticas discursivas.
Unos párrafos antes articulaba la
pregunta de sobre qué verdad se hablaba en la parresia, y aquí entraríamos en
un debate complejo, denso, pensemos por ejemplo en un foro como facebook, en
donde múltiples personas tienen la posibilidad de expresar su sentir y pensar
sobre un sinnúmero de situaciones y temas de nuestra actualidad, pensémoslo en
una perspectiva aun mas particular, en un sujeto cualquiera que ante una
noticia que aparece en la red, una publicación de alguno de sus contactos comenta
esta argumentando algo que demuestra su forma de pensar ante el tema en cuestión,
aquí surgiría una duda importante, al comentar y efectivamente decir la verdad
con respecto a lo que piensa, ¿está haciendo uso de la parresia?
Es fácil identificar en estas redes el
retorismo que prevalece en las interacciones, esta falta de toma de postura, de
cuestionamiento, pero volviendo a la
pregunta del párrafo anterior ¿Hay un ejercicio de parresia ahí? Se podría responder
que si y no, por un lado efectivamente el sujeto lanza su verdad al otro,
expresa su verdad, pero hay varias cosas cuestionables, en primer lugar expresa
su verdad desde un lugar seguro, desde la seguridad de su pantalla, de la
distancia, no hay una situación de riesgo, de pérdida real, estas redes
permiten una especie de sinceridad artificial por parte de sus integrantes sin que
se traduzca necesariamente en una sinceridad en su realidad.
En segundo lugar habría que establecer
una diferencia entre lo que es la opinión y el argumento, entre los que los
griegos denominaban la Doxa y la Episteme, la opinión está basada en un saber común,
un saber empírico, un saber que esta atravesado por los valores morales, ideológicos,
religiosos, dominantes de la época. El argumento está basado en un marco teórico epistemológico, en un
saber analizado, reflexionado.
Para dar más claridad al respecto,
pensemos en un ejemplo especifico, alguien en facebook, publica un vídeo en donde
un youtuber sale hablando sobre la homosexualidad, diciendo que es algo normal
que no hay nada malo en los homosexuales, los comentarios a este post emergen y empieza la toma de posturas, la critica aquí
a esta forma de enunciación radicaría en algo muy simple, ¿aquel que comenta
que la homosexualidad es mala porque su religión dicta que es así, es un
argumento? Efectivamente está hablando de su verdad, pero ¿Su verdad es
realmente un discurso de verdad?
Haciendo uso de la parresia diría que eso no es un discurso de verdad, es simplemente una forma de reproducción de un discurso de saber poder, es una forma en la cual el sujeto muestra su propia alienación y ahí radica el principal problema en la forma de conceptualizar la libertad de expresión en la modernidad, se piensa a partir de la posibilidad de expresarse, en un sentido muy literal del enunciado, sin reflexionar en torno a la verdad de las enunciaciones, de los discursos.
Nos encontramos con legiones de
personas que argumentando su libertad de expresión pueden cuestionar,
contradecir, des legitimar discursos de personas que llevan años investigando un
tema, gente que le ha dedicado mucho
tiempo al análisis de determinados temas, el principal efecto de la
postmodernidad radica en la construcción de la idea de que no existen verdades,
que todo es una construcción social, por ende cualquier opinión es igual de relevante
y de verdadera que otra, volviendo estéril la discusión, el debate, al final la
realidad personal se impone a la realidad social.
El sujeto por ende expresa solo la verdad
que su alienación le permite, expresa su verdad sobre su deseo, un deseo en
masa, idéntico al de los demás pero articulándolo como si fuera único y
exclusivo, cuestiona a personas vía la distancia de las redes, pero en sus
reuniones o encuentros con otros calla,
cuestiona autoridades vía la distancia, pero calla ante los gritos de su
jefe en su trabajo, ante las injusticias sociales que vive constantemente, estas
redes apelan a dar esta ilusión de libertad de expresión, a servir como forma
de catarsis en el sujeto de tal forma que le permitan seguir funcional.
Aquí es donde se recalca la
importancia del cuidado de si, para
poder ejercer la parresia el sujeto debe saber de sí mismo, saber de su deseo,
sobre quien es, el cuidado de si construye así un sujeto reflexivo, desalienado
y que ejerce en su habla esta reflexión y libertad. Ejercer la parresia implica
a su vez la toma de una postura ética del acto de hablar, implica asumir la
responsabilidad de nuestra palabra, produciendo que esta tenga un valor, implica
tomarse en serio el acto de hablar, hacer de nuestro discurso algo ético, a
pesar de que esto implique dificultades, a pesar que la expresión de nuestro
deseo pueda llevar perdidas, tomar conciencia que nuestro discurso es ese
pequeño lugar de libertad que hay que defender, que nuestra palabra nos
representa, nos da un lugar frente al otro, que hablar con la verdad si bien
implica un sinnúmero de riesgos en una sociedad que no la valora nos permite
construir una dimensión estética de nuestra vida, una perspectiva de belleza de
nuestro lenguaje, de nuestra forma de expresarnos.
Este acto de nombrar la verdad
entonces estaría determinado por dos aspectos básicos, uno interno como hable
con anterioridad y uno externo, en el interno radica en aprender a funcionar en
pos de la verdad, es decir aprender a construirnos como sujetos que hablan con
la verdad, pero que a su vez nos hablamos con la verdad, aprender a dejar los
lugares cómodos, los lugares comunes de la masa, este cuidado de si implica
asumir la verdad sobre nosotros mismos, dejar de lado la fantasía, aprender a
ver la realidad tal cual es y no verla como quisiéramos que fuera o como nos
han dicho que es, construirnos una lectura propia de nuestro mundo.
Esto suena fácil en palabras pero es
complejo ponerlo en práctica ya que implica un desarrollo de la honestidad, pensémoslo
por ejemplo en el amor, ¿Que implicaría estar en la verdad en el amor? Por un
lado saber de qué forma deseamos ser amados, que deseamos del amor, pero por
otro lado implicaría saber de qué forma podemos amar, que podemos darle al
otro, ser honestos en nuestra forma de presentarnos ante el otro, ser honestos
en las promesas de amor asumiendo que esa honestidad puede implicar un rechazo,
una pérdida del objeto amoroso, pero que también puede dar lugar a una relación
real, verdadera.
Esta verdad se sitúa de igual forma en
una perspectiva social, se manifiesta en dos posibles vías, una la etificacion
del sujeto en sus relaciones de lenguaje con los otros, partiendo de la idea de
que muchas veces el expresarle la verdad al otro puede ayudar en su crecimiento
como sujeto, en darle información útil para que ejerza su libertad de elección,
pensemos por ejemplo en el siguiente dilema ético que puede ser muy común.
Un sujeto A conoce a sujeto B, aquí es
independiente de preferencias sexuales, al inicio la vinculación de sujetos A y
B se da a partir de la atracción sexual, se estructura una relación
gratificante sexualmente, pasado un tiempo A sigue en su mismo deseo únicamente
sexual pero B comienza a desarrollar sentimientos amorosos, por A, los
manifiesta de forma cada vez más clara, ante esto A se confronta con una decisión,
enunciar la verdad sobre su deseo, es decir que solo busca placer sexual, o
mentir y seguir conservando lo mas que pueda su gratificación sexual. Ejercer la
parresia en este caso implicaría que A enuncie su deseo asumiendo que la
consecuencia mas probable seria la perdida de B, implicaría que A asume que B es
un sujeto, que de mentirle estaría privándolo de información clave para una elección
libre de B, que de postergarse esa situación estaría lastimando a B, la parresia
aquí implica decir la verdad con una finalidad de ayudar al otro a elegir en
libertad y como una forma de ayudarlo a crecer como sujeto, partir de la
premisa que aunque la expresión de esta verdad puede ser dolorosa para B a la
larga se le estaría haciendo un bien.
La parresia se estructura también en la expresión
de un discurso de protesta, de crítica, de hacer visibles aquellos problemas
del orden de la política, entendiendo la política mas desde el concepto de
Polis, es de decir de aquellos asuntos importantes en la sociedad.
La parresia aquí implica articular una
postura política, una postura que permite decir la verdad sobre los aspectos políticos,
incluso implicando un riesgo de muerte, de exclusión, de aislamiento, Sócrates
es el ejemplo más claro de esta forma de articulación de la parresia, alguien
que se negó a mentir para salvar su
vida, alguien que eligió morir antes que ejercer la retorica, una postura
compleja de asumir pero que tampoco tiene porque adquirir necesariamente esos
tintes de riesgo.
Para finalizar habría que hacer
algunas acotaciones en relación a la parresia, en primer lugar si bien la idea
fundamental es desarrollar una posibilidad de hablar con la verdad, esta verdad
es limitada, nunca lograremos saber todo sobre nosotros, el camino del conocimiento
es largo y nunca termina, sería más adecuado nombrarlo como verdades
temporales, es decir enunciar la verdad que se tiene acorde a ese tiempo,
partiendo de la idea de que a mayor conocimiento de si nuestra verdad sobre
distintos puntos puede cambiar.
En segundo lugar y retomando el titulo
del texto, la parresia se estructura como una práctica de ejercicio de libertad
porque nos permite salir de la alienación, nos permite insertar una dimensión ética
de nuestra palabra, al hacernos responsables de nuestro decir asumimos las
implicaciones de la libertad, sin duda es un riesgo alto, que pueda implicar
costos importantes a pagar por estar de lado de la verdad, pero a su vez
permite una satisfacción personal mayor, permite la construcción de una vida
bella, digna de hablarse, en la medida en que podamos dar el paso a ejercicios
de comunicación más verdaderos, podríamos tener la posibilidad de tener relación
más reales, más gratificantes.
Eduardo
Contreras Merino.
Psicoanalista. Contacto al teléfono
5523275307.
https://www.facebook.com/Eduardo.Psicoanalista/
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