jueves, 7 de diciembre de 2017

La falsa conciencia de identidad.

Es muy común encontrarnos en la actualidad múltiples propuestas de identificación o afirmaciones de una identidad por parte de un sector muy amplio de la población mundial, nos encontramos frecuentemente con  sujetos  que buscan definirse a partir de determinadas actividades que realizan,  nos encontramos con los runners, bikers, melomanos, foddies, fitness, punks, goticos, metaleros, etc..

Estos sujetos no buscan meramente expresar sus gustos, buscan afinidades en otras personas a partir de sus preferencias, buscan claramente definir su ser a partir de sus actividades o sus gustos, es decir, buscan construir su identidad a partir de estas actividades, a lo largo de este escrito buscare mostrar como la gran mayoría de estas seudoidentidades son en realidad formas claras de alienación y procesos de falsa conciencia de identidad.

Para explicar esto de forma más profunda habría que remontarnos a principios del siglo XX,  en donde comienzan a construirse las ciencias sociales como tal, ciencias que buscan conocer como opera el sujeto, que lo motiva, cuáles son sus pasiones, sus deseos, sus temores, y que tienen como finalidad conocer al sujeto para poder dominarlo mejor, a esto Foucault lo ha denominado como discursos de saber-poder.

Estos discursos están basados en estrategias muy claras y concretas, tienen objetivos específicos, uno de estos discursos es el de la identidad, es en este periodo histórico donde emergen sistemas ideológicos como el nacionalismo, las diferencias de clase, el folclore, que buscan generar en el sujeto un sentimiento de pertenencia a un grupo pero a su vez una forma de diferenciarse de la otredad, de lo otro. Un ejemplo muy concreto de esto fue el nazismo, una forma ideológica que busco generar la cohesión social y el control a partir de la construcción de un sistema de identidad racial, la cual diferenciaba a los arios de las demás razas y las colocaba en una posición de superioridad, dando lugar así a una maquinaria de control como pocas veces se ha visto en la historia de la humanidad.

Es en estos periodos históricos donde se comienzan una serie de derrumbes a los sistemas de identificación sociales, Nietzche proclama la muerte de dios, Freud la muerte de la conciencia, siglos antes Galileo saco al humano como centro del universo, el nacionalismo comienza a perder su efectividad así que se comienza una crisis de valores de identidad, el existencialismo de Sartre, Camus, Simone de beavouir, da voz a estas crisis existenciales  mostrándonos un sujeto libre, un sujeto desprovisto de un sentido de vida, de una identidad, al colocar la existencia como precedente a la esencia, coloca al ser como parte de un trabajo a construir, construimos nuestro ser en base a nuestras elecciones, en base a nuestra forma de lidiar con nuestra libertad, es decir, para el existencialismo la principal elección del sujeto es el dilema de Hamlet, ser o no ser, esta elección se resume en asumir nuestra libertad o negarla, lanzarnos a vivir aun dentro de la confusión de no poder definir lo que somos o escudarnos en formas vacías y falsas de identidad y de control.

La clave para poder realizar esta elección radica en la angustia, aquí surge una pregunta clave,  ¿angustia ante qué? Se podrían enunciar varias posibles respuestas, angustia a ser, ser angustia ya que siempre se tiene la duda de que somos, el miedo al cambio, a dejar de ser lo que somos, a evolucionar, ser implica a su vez desear y el psicoanálisis ha mostrado claramente que el sujeto le angustia su deseo. Angustia ante la libertad porque elegir implica perder, implica el riesgo a equivocarse, la perdida lleva al sufrimiento y nadie quiere sufrir.

Mientras el existencialismo plantea estas dudas sobre la existencia, el capitalismo comienza a tomar impulso, a dominar el sistema social, a dominar la vida de los sujetos y comprende que es en base a la ideología como lograra el dominio global, el capitalismo retoma estas preguntas existenciales pero las transforma en respuestas, comprende que el sujeto está en crisis de identidad así que ofrece respuestas, ira poco a poco construyendo y ofertando modelos de identificación social atractivos para todo tipo de sujetos.

Este proceso operara con la finalidad de la construcción de un nuevo tipo de sujeto, el sujeto del consumo, un sujeto que identificara su ser en sus cosas, en sus objetos de consumo, tendrá su punto de auge a finales del siglo XX, en las décadas de finales de los 70s y  los 80s, con la estructura y operación de la ideología pop, una ideología que busca romper con cualquier tipo de atisbo de reflexión del sujeto, construirá una ideología de la vida como una banalidad, construirá modelos de identificación estéticos, de consumo, del éxito, de la felicidad, ligándolo todo al consumo de mercancías y la obtención y acumulación de capital.

Se construyen así una amplia gama de propuestas de identidad falsas que buscan imponerle al sujeto su ser, que apelan a calmar su angustia existencial ofreciéndoles la ilusión de que a partir de entrar en algún determinado grupo de consumo están desarrollando su ser. Ofertas que abarcan a todo tipo de sujetos, desde las más masivas como la moda, autos, el éxito económico, hasta las más underground, como las contraculturas, todas apelan a lo mismo, establecer un lugar al sujeto dentro de una forma de organización social.

Estas ofertas de identificación han ido mutando, evolucionando acorde a los discursos dominantes de la época, pero siguen reproduciendo el mismo sentido, agrupar a los sujetos a partir de sus patrones de consumo y construirles un estilo de vida en torno a ellos, una forma de vivir dictaminada a partir de estas falsas identidades.

Pensemos en los ejemplos que puse al inicio del escrito, ¿Qué implica ser runner? Aquel que se encuentra alienado a estas formas ideológicas responderá, es una forma de vivir, implica todo un estilo de vida, levantarse temprano a correr, cuidar la alimentación, los hábitos de sueño, la salud con la finalidad de alcanzar sus metas que cada quien se pone en relación a esta actividad. Si se hace un análisis a profundidad de esa pregunta fuera de la ideología dominante, habría que empezar lanzado la premisa que ser runner en esencia implica ser consumidor de un determinado tipo de productos, tennis para runner, ropa para runner, relogs para runner, comida para runner,  y que el uso de estos definen su estilo de vida, el sujeto entonces se aliena a esta falsa idea de identidad, para encubrir sus mecanismos de consumo y su angustia ante la existencia.

Esta misma lógica aplica para un fitness, un melómano, un traveler, un foodie, los mecanismos son los mismos,  pero para que este proceso de identidad falsa se consolide no hace solo falta que el sujeto se aliene, tiene que existir un reconocimiento social que legitime la falsa conciencia, es decir, tiene que existir al menos otro que comparta la falsa conciencia, se construyen así grupos cuya única finalidad radica en la de legitimarse unos a otros la ilusión de identidad y aquí es donde se enlaza con la siguiente funcionalidad de las identidades falsas para los sistemas de ejercicio de poder.

Esta funcionalidad tiene que ver con la segmentación de la población, la separación de unos y otros, tiene que ver con lo que enunciaba con lo del nazismo, una forma artificial de separar al sujeto del otro, al construir estas micro identidades falsas, el sujeto se separa de los otros, el otro se vuelve alguien completamente distinto a él, de tal forma que muchas veces se convierte en el enemigo, en ese diferente que es una amenaza, esto funciona de forma muy clara en la estructura del ejercicio de poder ya que permite una desunión social, un desinterés de la vida política, se vuelve difícil que se articule una resistencia de la sociedad contra ciertas medidas de dominación, lo cual vuelve más eficiente a esta.

Nos encontramos en un punto entonces en donde los sujetos prefieren ser parte de algo aunque sea una ilusión a lidiar con la angustia de la existencia pero también deja entonces una pregunta relevante, ¿si estas identidades son falsas, existe entonces una identidad real, autentica? La respuesta a esto sería un rotundo no, nuestro yo se encuentra constantemente en cambio, las experiencias de vida, los otros, nuestro aprendizaje  sobre sí mismos y sobre nuestro contexto va llevando a cambios constantes en lo que somos, por esto es que es tan preocupante esta tendencia de autodefinición, porque obtura la posibilidad de que el sujeto acceda a un conocimiento de si, a un conocimiento de su deseo, y por ende a un proceso de evolución de su ser, obtura esta posibilidad de asumir su libertad.

Autodefinirse a partir de estas falsas identidades solo es una señal de un profundo desconocimiento de si, una actitud de rehusarse a ser sujeto, algo que el existencialismo nombraría como actuar de mala fe, es decir rehusarse a elegir, en este caso concreto seria a partir de confundir el ser con el consumo, el ser con lo que se hace, nuestras acciones nos definen es verdad, pero son las acciones que se dan dentro de un proceso de reflexión, esas acciones donde nos aventuramos a vivir a pesar de la duda existencial, ante la exigencia social de responder a la pregunta de ¿Quién soy? La respuesta más honesta podría ser no lo sé, estoy conociéndome a mí mismo.

El hecho de que la vida carezca de un sentido a priori, que nuestra existencia carezca de un sentido dado de antemano no implica como bien decía Camus, que no merezca ser vivida, el sentido de la vida no lo encontraremos en nuestras prácticas de ocio irreflexivo, tampoco lo encontraremos en el consumo, ni en el reconocimiento y la validación del otro sobre nuestra identidad, el sentido de la vida es algo muy personal, algo que solo cada uno de nosotros puede construir a lo largo de su vida.

Como insisto frecuentemente la respuesta esta serie de dudas existenciales esta de lado de lo que los griegos llamarían el cuidado de si, en esa inquietud de saber quien somos, de cuestionar nuestras identidades impuestas socialmente, en la medida de que estemos dispuestos a cuestionar lo que decimos que somos, lo que decimos que deseamos, nuestras elecciones, podremos ir articulando un sentido a la vida, en tanto caigamos en las garras de estas propuestas de identificación, caeremos fácilmente en la alienación, la elección como siempre al ser libres recae en cada uno de ustedes.

Eduardo Contreras Merino.
 Psicoanalista. Contacto al teléfono 5523275307.

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