Es muy común encontrarnos en la
actualidad múltiples propuestas de identificación o afirmaciones de una
identidad por parte de un sector muy amplio de la población mundial, nos
encontramos frecuentemente con sujetos que buscan definirse a partir de determinadas
actividades que realizan, nos
encontramos con los runners, bikers, melomanos, foddies, fitness, punks,
goticos, metaleros, etc..
Estos sujetos no buscan meramente
expresar sus gustos, buscan afinidades en otras personas a partir de sus
preferencias, buscan claramente definir su ser a partir de sus actividades o
sus gustos, es decir, buscan construir su identidad a partir de estas
actividades, a lo largo de este escrito buscare mostrar como la gran mayoría de
estas seudoidentidades son en realidad formas claras de alienación y procesos
de falsa conciencia de identidad.
Para explicar esto de forma más
profunda habría que remontarnos a principios del siglo XX, en donde comienzan a construirse las ciencias
sociales como tal, ciencias que buscan conocer como opera el sujeto, que lo
motiva, cuáles son sus pasiones, sus deseos, sus temores, y que tienen como
finalidad conocer al sujeto para poder dominarlo mejor, a esto Foucault lo ha
denominado como discursos de saber-poder.
Estos discursos están basados en
estrategias muy claras y concretas, tienen objetivos específicos, uno de estos
discursos es el de la identidad, es en este periodo histórico donde emergen
sistemas ideológicos como el nacionalismo, las diferencias de clase, el
folclore, que buscan generar en el sujeto un sentimiento de pertenencia a un
grupo pero a su vez una forma de diferenciarse de la otredad, de lo otro. Un
ejemplo muy concreto de esto fue el nazismo, una forma ideológica que busco
generar la cohesión social y el control a partir de la construcción de un
sistema de identidad racial, la cual diferenciaba a los arios de las demás
razas y las colocaba en una posición de superioridad, dando lugar así a una
maquinaria de control como pocas veces se ha visto en la historia de la
humanidad.
Es en estos periodos históricos donde
se comienzan una serie de derrumbes a los sistemas de identificación sociales,
Nietzche proclama la muerte de dios, Freud la muerte de la conciencia, siglos
antes Galileo saco al humano como centro del universo, el nacionalismo comienza
a perder su efectividad así que se comienza una crisis de valores de identidad,
el existencialismo de Sartre, Camus, Simone de beavouir, da voz a estas crisis
existenciales mostrándonos un sujeto
libre, un sujeto desprovisto de un sentido de vida, de una identidad, al
colocar la existencia como precedente a la esencia, coloca al ser como parte de
un trabajo a construir, construimos nuestro ser en base a nuestras elecciones,
en base a nuestra forma de lidiar con nuestra libertad, es decir, para el
existencialismo la principal elección del sujeto es el dilema de Hamlet, ser o
no ser, esta elección se resume en asumir nuestra libertad o negarla, lanzarnos
a vivir aun dentro de la confusión de no poder definir lo que somos o
escudarnos en formas vacías y falsas de identidad y de control.
La clave para poder realizar esta
elección radica en la angustia, aquí surge una pregunta clave, ¿angustia ante qué? Se podrían enunciar
varias posibles respuestas, angustia a ser, ser angustia ya que siempre se
tiene la duda de que somos, el miedo al cambio, a dejar de ser lo que somos, a
evolucionar, ser implica a su vez desear y el psicoanálisis ha mostrado
claramente que el sujeto le angustia su deseo. Angustia ante la libertad porque
elegir implica perder, implica el riesgo a equivocarse, la perdida lleva al
sufrimiento y nadie quiere sufrir.
Mientras el existencialismo plantea
estas dudas sobre la existencia, el capitalismo comienza a tomar impulso, a
dominar el sistema social, a dominar la vida de los sujetos y comprende que es
en base a la ideología como lograra el dominio global, el capitalismo retoma
estas preguntas existenciales pero las transforma en respuestas, comprende que
el sujeto está en crisis de identidad así que ofrece respuestas, ira poco a
poco construyendo y ofertando modelos de identificación social atractivos para
todo tipo de sujetos.
Este proceso operara con la finalidad
de la construcción de un nuevo tipo de sujeto, el sujeto del consumo, un sujeto
que identificara su ser en sus cosas, en sus objetos de consumo, tendrá su
punto de auge a finales del siglo XX, en las décadas de finales de los 70s y los 80s, con la estructura y operación de la
ideología pop, una ideología que busca romper con cualquier tipo de atisbo de
reflexión del sujeto, construirá una ideología de la vida como una banalidad,
construirá modelos de identificación estéticos, de consumo, del éxito, de la
felicidad, ligándolo todo al consumo de mercancías y la obtención y acumulación
de capital.
Se construyen así una amplia gama de
propuestas de identidad falsas que buscan imponerle al sujeto su ser, que
apelan a calmar su angustia existencial ofreciéndoles la ilusión de que a
partir de entrar en algún determinado grupo de consumo están desarrollando su
ser. Ofertas que abarcan a todo tipo de sujetos, desde las más masivas como la
moda, autos, el éxito económico, hasta las más underground, como las
contraculturas, todas apelan a lo mismo, establecer un lugar al sujeto dentro
de una forma de organización social.
Estas ofertas de identificación han
ido mutando, evolucionando acorde a los discursos dominantes de la época, pero
siguen reproduciendo el mismo sentido, agrupar a los sujetos a partir de sus
patrones de consumo y construirles un estilo de vida en torno a ellos, una
forma de vivir dictaminada a partir de estas falsas identidades.
Pensemos en los ejemplos que puse al
inicio del escrito, ¿Qué implica ser runner? Aquel que se encuentra alienado a
estas formas ideológicas responderá, es una forma de vivir, implica todo un
estilo de vida, levantarse temprano a correr, cuidar la alimentación, los
hábitos de sueño, la salud con la finalidad de alcanzar sus metas que cada
quien se pone en relación a esta actividad. Si se hace un análisis a
profundidad de esa pregunta fuera de la ideología dominante, habría que empezar
lanzado la premisa que ser runner en esencia implica ser consumidor de un
determinado tipo de productos, tennis para runner, ropa para runner, relogs
para runner, comida para runner, y que
el uso de estos definen su estilo de vida, el sujeto entonces se aliena a esta
falsa idea de identidad, para encubrir sus mecanismos de consumo y su angustia
ante la existencia.
Esta misma lógica aplica para un
fitness, un melómano, un traveler, un foodie, los mecanismos son los
mismos, pero para que este proceso de
identidad falsa se consolide no hace solo falta que el sujeto se aliene, tiene
que existir un reconocimiento social que legitime la falsa conciencia, es
decir, tiene que existir al menos otro que comparta la falsa conciencia, se
construyen así grupos cuya única finalidad radica en la de legitimarse unos a
otros la ilusión de identidad y aquí es donde se enlaza con la siguiente
funcionalidad de las identidades falsas para los sistemas de ejercicio de
poder.
Esta funcionalidad tiene que ver con
la segmentación de la población, la separación de unos y otros, tiene que ver
con lo que enunciaba con lo del nazismo, una forma artificial de separar al
sujeto del otro, al construir estas micro identidades falsas, el sujeto se
separa de los otros, el otro se vuelve alguien completamente distinto a él, de
tal forma que muchas veces se convierte en el enemigo, en ese diferente que es
una amenaza, esto funciona de forma muy clara en la estructura del ejercicio de
poder ya que permite una desunión social, un desinterés de la vida política, se
vuelve difícil que se articule una
resistencia de la sociedad contra ciertas medidas de dominación, lo cual vuelve
más eficiente a esta.
Nos encontramos en un punto entonces
en donde los sujetos prefieren ser parte de algo aunque sea una ilusión a
lidiar con la angustia de la existencia pero también deja entonces una pregunta
relevante, ¿si estas identidades son falsas, existe entonces una identidad
real, autentica? La respuesta a esto sería un rotundo no, nuestro yo se
encuentra constantemente en cambio, las experiencias de vida, los otros,
nuestro aprendizaje sobre sí mismos y
sobre nuestro contexto va llevando a cambios constantes en lo que somos, por
esto es que es tan preocupante esta tendencia de autodefinición, porque obtura
la posibilidad de que el sujeto acceda a un conocimiento de si, a un
conocimiento de su deseo, y por ende a un proceso de evolución de su ser,
obtura esta posibilidad de asumir su libertad.
Autodefinirse a partir de estas falsas
identidades solo es una señal de un profundo desconocimiento de si, una actitud
de rehusarse a ser sujeto, algo que el existencialismo nombraría como actuar de
mala fe, es decir rehusarse a elegir, en este caso concreto seria a partir de
confundir el ser con el consumo, el ser con lo que se hace, nuestras acciones
nos definen es verdad, pero son las acciones que se dan dentro de un proceso de
reflexión, esas acciones donde nos aventuramos a vivir a pesar de la duda
existencial, ante la exigencia social de responder a la pregunta de ¿Quién soy?
La respuesta más honesta podría ser no lo sé, estoy conociéndome a mí mismo.
El hecho de que la vida carezca de un
sentido a priori, que nuestra existencia carezca de un sentido dado de antemano
no implica como bien decía Camus, que no merezca ser vivida, el sentido de la
vida no lo encontraremos en nuestras prácticas de ocio irreflexivo, tampoco lo
encontraremos en el consumo, ni en el reconocimiento y la validación del otro
sobre nuestra identidad, el sentido de la vida es algo muy personal, algo que
solo cada uno de nosotros puede construir a lo largo de su vida.
Como insisto frecuentemente la respuesta
esta serie de dudas existenciales esta de lado de lo que los griegos llamarían el
cuidado de si, en esa inquietud de saber quien somos, de cuestionar nuestras
identidades impuestas socialmente, en la medida de que estemos dispuestos a
cuestionar lo que decimos que somos, lo que decimos que deseamos, nuestras
elecciones, podremos ir articulando un sentido a la vida, en tanto caigamos en
las garras de estas propuestas de identificación, caeremos fácilmente en la alienación,
la elección como siempre al ser libres recae en cada uno de ustedes.
Eduardo
Contreras Merino.
Psicoanalista. Contacto al teléfono
5523275307.
https://www.facebook.com/Eduardo.Psicoanalista/
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