Dentro de nuestra sociedad es muy común
encontrarnos con formas ideológicas y discursos que insertan la idea del
pensamiento positivo, autores como Paulo Coehlo, el couching empresarial, los
libros de autoayuda son ejemplos de estas formas culturales.
Este ensayo tiene como finalidad el
mostrar los peligros del pensamiento positivo como vertiente ideológica, más allá
de que autores como Coehlo sean pésimos escritores y pésima su literatura, el
problema radica en la construcción ideológica que representa y la forma en la
que esto se ancla perfectamente dentro de una sociedad capitalista, consumista.
Para iniciar esta reflexión habría que
preguntarse ¿Qué es lo que el pensamiento positivo nos plantea? Lo que podría interpretarse
como una respuesta difícil de elucidar en realidad se articula como una
respuesta muy simple, la ideología del pensamiento positivo se construye a partir
de una fusión de varios tipos de discursos, psicología conductista, pensamiento
mágico, retorica, pedazos de distintas religiones, para construir un monstruo
discursivo que aliena a millones y produce toneladas de dinero.
En esencia el pensamiento positivo nos
vende la idea de que el pensamiento lo puede todo, de una omnipotencia del
pensamiento, hace creer la falacia de que vivimos en una especie de universo místico,
un universo de energías positivas y negativas y que el motor de estas energías
son nuestros procesos de pensamiento, atraviesa al sujeto haciéndolo creer que
la satisfacción de sus deseos radica en la mentalidad que tenga, en la posibilidad
de pensar positivamente en su realización.
Analicemos por ejemplo la siguiente
frase del libro el alquimista de Paulo Coehlo que se ha vuelto viral y se
comparte de forma masiva en las redes sociales:
“Cuando realmente deseas una cosa todo
el universo conspira a tu favor para conseguirla”
Podemos obviar lo tremendamente ridícula
que es la frase, podemos incluso pensar que se trata únicamente de un mal
escritor, el problema real es el tipo de formas de subjetivación que este tipo
de discursos producen, la frase nos habla de un sujeto desprovisto de acción,
de un sujeto anhelante, que espera, de un sujeto que cifra sus esperanzas de la
satisfacción de sus deseos en una conspiración del universo, de una especie de conjunción
astral que determinaría que ese sujeto es merecedor de acceder a su deseo.
Ya Freud hablaba de como la
omnipotencia del pensamiento es un rasgo de el pensamiento infantil, el niño
antes de pasar por el complejo de castración no tiene articulado del todo lo
que Freud llamaría el principio de realidad, su pensamiento se mezcla entre la fantasía,
el narcisismo exacerbado, que lo lleva a articular la creencia de que lo que piensa
puede siempre ocurrir en realidad, es solo vía la elaboración de la castración que el niño
aprende que su pensamiento no es omnipotente, que no siempre accederá a lo que
desea no importa cuánto lo desee.
Esto da el primer aspecto de crítica a
esta ideología, busca reducir al sujeto a formas de pensamiento infantil,
producirle un aumento de su narcisismo, una reducción de su percepción del
mundo haciéndole creer que su deseo es lo mas importante en el mundo, que su satisfacción
es lo único relevante en la vida, alienándolo a un mundo de fantasías, de
anhelos.
Aquí se puede ver de forma súper clara
su enlace con los discursos capitalistas, con el tipo de sujeto que produce el
capitalismo, un sujeto narcisista, individualista, alguien que es vació en su
forma de tener empatía con otros, carente de ética, de reflexión sobre sus
actos, un lobo devorador del otro, anteponiendo su satisfacción al bienestar
colectivo.
Pensemos por ejemplo en la idea que
esta frase de Coehlo fuera real, que efectivamente si deseamos algo con
suficiente fuerza las fuerzas magnéticas y energéticas del universo nos lo cumplirán,
esto plantea una interrogante ¿De qué tipo de deseos hablamos? ¿Qué ocurre si
deseo tremendamente la muerte de alguien, si deseo el dinero o posesiones de
otro, si deseo la dominación sobre otros? ¿El universo conspirara a mi favor también
para conseguirlos?
Se produce entonces una trampa
retorica muy parecida a las formas discursivas sofistas, lo que estos discursos
buscan producir es sujetos anhelantes, pero que cuestionen poco acerca de su
deseo, nos incitan a desear irreflexivamente de tal forma que las ofertas
culturales consumistas operen perfectamente como mecanismos de paliación del
deseo, como satisfacciones parciales, que calman temporalmente la sed de deseo,
pero que a la larga mantienen sujetos en estados de insatisfacción permanente. Discursos
que nos dicen tu desea el amor, ¿no te ha llegado? No te preocupes, mantente deseándolo
con fuerza y en lo que llega porque no te compras esos zapatos tan lindos de la
tienda, esa tele, ese auto, ese celular con tecnología tan avanzada.
Hace invisible a su vez las formas de
competencia depredadora que existen en nuestra sociedad, si nuestro deseo es lo
único que importa, hay que mentalizarse para obtenerlo, esta mentalización se
traduce fácilmente en formas de de competencia desleal, si 3 personas compiten
por un puesto en una empresa, los valores éticos quedan de lado, lo importante
es acceder a la satisfacción de obtener el puesto, no importando que se tenga
que hacer para obtenerlo.
Estas formas ideológicas como ya he
hablando anteriormente traen a relucir nuestras formas narcisistas infantiles,
pero también adquieren otros matices, no solo se explotan haciéndonos maquinas
incapaces de sentir empatía para con el otro, lo explotan haciéndonos creer que
somos especiales, construye la idea de una sobre valía del sujeto, explota la
necesidad de sentido existencial del sujeto.
Ya el existencialismo francés reflexionaba
sobre el sentido a la existencia argumentándonos que no existe un sentido
previo a la vida, que el sujeto no emerge al mundo ya con un sentido a su vida,
este sentido se va articulando, construyendo, para ellos la existencia precede
a la esencia por ende todo sentido
ligado al ser solo puede ser producido, el sujeto primero existe y después deviene
en algo, transforma su existencia en una forma de ser, pero este vacío de
sentido produce una angustia existencial ineludible.
Es precisamente esta angustia y vacío
existencial lo que estos discursos positivos explotan, el capitalismo nos bombardea
sistemáticamente con la idea de que somos especiales, que cada uno de nosotros
tiene un sentido de existir, utiliza la forma dogmática bajo la cual operan la mayoría
de las religiones, insertando un sentido artificial al sujeto, el sujeto se
aliena así a un discurso ilusorio, construye un ideal falso de su existencia,
espera constantemente ese momento ese evento especial que está destinado para él,
un momento que jamás llega por ende tiene que ir remarcando este ser especial a
partir de las ofertas culturales, busca diferenciarse a partir de sus cosas,
sus viajes, sus fotos.
La realidad es que no somos único ni
irrepetibles, la realidad es que la mayoría son sujetos producidos en masa, que
piensa, visten, desean de la misma forma que los demás, el discurso consumista
les construye la idea de especialidad pero a la vez los aliena a una vía
masificada de existencia, el couching empresarial es un ejemplo muy claro de
eso, por un lado trata de construir una idea al sujeto de que puede hacer lo
que se proponga, que no hay límites en la realización de sus deseos, no hay límites
en el éxito que puede conseguir en la vida, se les dice simplemente sal y
realiza tus sueños, argumentando que la visualización y la mentalidad positiva
es la clave, son esas mismas empresas las que a su vez despiden a sus empleados
en cuanto ya no les son de utilidad, las que estructuran criterios de selección
de persona cada vez mas invasivos, excluyentes,.
El couching opera basándose en lo que
se denomina como psicología del yo, esta
psicología parte de la premisa de producir sujetos que tengan un yo fuerte, es decir una percepción
de sí mismos fuerte, pero a su vez estén adaptados a la sociedad donde se
desempeñan, da igual que esta percepción corresponda o no a la realidad, el
objetivo radica en generar una sensación de bienestar artificial, algo que por
obvias razones y al no estar en contacto con la realidad su duración es de un
periodo corto, por eso se hacen necesarias sesiones constantes de couching, el
sujeto necesita esa sensación de bienestar producido artificialmente, opera
desde la retorica, diciéndole al sujeto aquello que busca oír, mintiéndole descaradamente
con tal de producir una sensación positiva en el, de lo que menos se habla es de la verdad, se manipulan estadísticas, se construyen modelos
de identificación lanzando historias “reales” de sujetos exitosos, que
iniciaron desde abajo, que lucharon por sus sueños.
El couching opera también utilizando
las estrategias de la hipnosis, de la manipulación de masas, el ponente, guru,
se coloca en el lugar del yo del sujeto, le inserta ideas, pensamientos, modelos
de conducta, deseos, que están en función de su práctica discursiva, aquí comienza
a ser evidente un punto clave, así como en la hipnosis, el pensamiento positivo
requiere para su transmisión, de sujetos con yo débil, sujetos inseguros,
frustrados, con personalidad débil, sujetos que busquen respuestas fáciles,
sujetos que como mencione con anterioridad presenten una personalidad de corte
infantil.
Otra de las formas de pensamiento
positivo que tiene mucho auge en nuestra actualidad son las reinterpretaciones de
la filosofía oriental, reinterpretaciones adecuadas por supuesto al contexto
capitalista, adquieren su expresión en el ejercicio de la yoga, el reiki, los
masajes espirituales, constelaciones y demás formas místicas bajo las cuales se
busca construir una ideología de vida, una seudofilosofia del vivir.
Se basan en tergiversaciones del
esquema filosófico oriental, en esta forma de representar al sujeto como un
cumulo de energías, el ying y el yang, energías positivas y negativas, lanzando
la idea de espíritu, pero una concepción del espíritu distinta de la tradición filosófica
e incluso de la filosofía oriental, construyen un concepto de espíritu que está
más cercana a la concepción religiosa que filosófica, un sincretismo entre la representación
del espíritu del cristianismo y de la filosofía oriental, estos discursos
apelan a la idea de la paz de espíritu, a la idea del equilibrio cuerpo, mente,
cuerpo espíritu, desarrollan seudo practicas de cuidado de si, privilegiando la
idea del contenido energético, promueven ejercicios, meditaciones, construyen regímenes
dietéticos que retoman en gran medida el ascetismo cristiano.
Este tipo de prácticas apelan a
construir el mismo tipo de sujeto, un sujeto dócil, sus ejercicios, sus dietéticas,
sus meditaciones no tienen como finalidad transformar la realidad del sujeto,
solo servir como mecanismos paliativos de su malestar, ejercicios que operan
como formas de catarsis pero que son estériles para resolver los conflictos
existenciales del sujeto.
El pensamiento positivo funciona así
como un discurso de saber poder que tiene como finalidad la alienación del
sujeto, producir sujetos dóciles, deseantes, adaptados a la cultura, sujetos
que aprendan a vivir en frustración, funciona perfectamente al sistema porque
produce sujetos aislados unos de otros, narcisistas, apolíticos, sujetos que
privilegian la fantasía a la acción, que prefieren vivir en un mundo de fantasía
en donde existe un destino que ha deparado el sentido de nuestra existencia.
Retomando el titulo de este ensayo, no
somos especiales, no estamos destinados a la grandeza, al éxito, no le
importamos al universo ni a sus energías magnéticas, nuestra vida no tiene un propósito
mayor, tenemos que aprender a sufrir, a
vivir experiencias desagradables, a renunciar a estas formas de pensamiento
infantil de omnipotencia, a desarrollar empatía por los otros, el que nuestra
vida no tenga un sentido trascendental, místico, no implica que no merezca ser
vivida pero vivida realmente, apelando a privilegiar las experiencias reales, nuestros
sentimientos, aprender a cuestionar nuestros deseos, a aprender la verdad de
nuestro deseo, a privilegiar la acción a el anhelo pasivo, desear no es sinónimo
de pasividad, desear implica hacer.
Vivir no es para todos, es solo para
aquellos que tienen el coraje de elegir, de trazar líneas directas para su
deseo, de arriesgarse a buscar su deseo aun sabiendo que pueden no obtenerlo,
asumir que en esta vida no siempre obtendremos todo lo que deseamos, que
tendremos que aprender a vivir en falta, pero que lo que obtengamos, será real,
intenso, satisfactorio, en la medida de que crezcamos como sujetos, tendremos
la posibilidad de dejar de necesitar estas formas de consuelo y de paliativos
emocionales y existenciales.
Eduardo
Contreras Merino.
Psicoanalista. Contacto al teléfono
5523275307.
https://www.facebook.com/Eduardo.Psicoanalista/
2 comentarios:
Estimado Eduardo Contreras: Gracias por crear y por compartir su texto. En mi opinión, usted desconoce por completo de que va eso del pensamiento positivo , la capacidad real y demostrable día a día, de nuestra mente, etc.
Estos conceptos los vengo conociendo/entendiendo yo, por misma, (y mucha más gente), desde la infancia.
Con el tiempo he aprendido a ponerle nombre a cada uno de estos conceptos, y aún me quedan muchos "nombres" por poner.
Me pilla en un momento con pocas fuerzas y abundantes ocupaciones para extenderme en este comentario.
No obstante, puedo hacerle una propuesta práctica: aprenda a meditar o vaya adonde se hagan meditaciones, para/hasta que la calma en su mente le permita ver más allá de donde ve. Y, cuando, honestamente lo haya hecho, escriba un nuevo artículo sobre el mismo tema.
Bastante interesante el texto. Arreglando algunos errores de redacción y puntuación, sería más ameno. Por otro lado, me gusta mucho la crítica que haces a las muchas formas de fabricación de subjetividad que presenciamos hoy día. Sin embargo debo decir, me parece necesaria una nota de aclaración de conceptos usados en el texto, especialmente 'pensamiento positivo', además de algunos ejemplos concretos de las cosas que quieres exponer. No hay necesidad de decir nombres, pero puedes citar por ejemplo una experiencia de quien sea, con discursos empresariales y/o estás sectas nueva era espiritualistas.
Yo sí que entiendo tu crítica, sobretodo porque ando rodeada de "empresarios Amway" y gurús de la charlatanería indigenista, que además dicen ser científicos todos.
No me queda más que darte gracias y recomendarte que leas Cartografías del Deseo de Guattari y Rolnik; y Crítica a la modernidad de Touraine.
PASTA: Es Coelho, no Coehlo*
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