viernes, 29 de marzo de 2019

La sociedad de la opinión, la tirania de la Doxa y la decadencia de la Episteme.


Nuestra sociedad atraviesa uno de los momentos más oscuros en relación al conocimiento, tanto en el conocimiento epistemológico como en  el conocimiento sobre sí mismos, vivimos en la era de la tiranía de la opinión, una era definida por la expresión y masificación de determinados discursos sin ningún tipo de respaldo epistemológico, una serie de opiniones basadas en alienaciones ideológicas las cuales se les ha dado el lugar de verdad, a lo largo del texto hare una reflexión acerca de cómo esta subjetivación social opera a partir de que aquello que Platon denominaba como la Doxa y como esto ha  producido una lenta pero constante degradación de aquello que Platon denominaba la Episteme.

Para Platon existen cuatro tipo de formas de conocimiento posibles los cuales se traducen en 4 grados de realidad  en los sujetos, cada una de estas formas de conocimiento producen determinadas formas de subjetivación y de relación del sujeto para con su mundo, es decir, le permitirán tener mayor o menor claridad y comprensión de su realidad.

1.  La Eikasia (imaginación). Para Platón la imaginación es el grado de percepción y de conocimiento más alejado de la verdad, a la producción de la imaginación los define como Eikones, una serie de imágenes que solo son un reflejo de la realidad, algo especular y no real, y que se basan en la sensibilidad pero no una sensibilidad afectiva sino en la mera apreciación sensitiva, en una predilección de la mirada como forma de definir la realidad a partir de lo perceptible visualmente, es el mundo de las imágenes pero a su vez en este terreno Platón inserta la Techne (arte) que las coloca como un conocimiento figurativo, que frecuentemente puede producir imágenes equivocadas de la realidad, falsas percepciones del mundo, el arte puede producir un conocimiento acerca del mundo pero no es un conocimiento que pueda acceder al grado de una verdad ya que está basado en la percepción y  la expresión personal, es una interpretación del mundo que a su vez produce otras formas de interpretación, esto puede dar lugar a representaciones de la realidad más fidedignas o representaciones de la realidad que distorsionan la verdad sobre la realidad.

2. La Pistis (creencia). La creencia es otra forma de conocimiento del mundo, para Platón está en relación a los hábitos, también puede significar confianza, es decir es un tipo de conocimiento basado en la confianza en aquello que se ha vuelto un habito, una constancia sobre la realidad exterior al sujeto, esa constancia es aquello que le permite mantener una tranquilidad con respecto al mundo exterior y una percepción de que aquello en lo que cree y confía es real. La creencia requiere de la elaboración de certezas, de constancias inmutables, por tanto es un grado de conocimiento inferior ya que no apela a conocer la verdad sino a definir la realidad en función de construir una constancia.

Los Eikones y las creencias  del mundo exterior es aquello que Platon denomina como Doxasta, el mundo y dominio de lo opinable y sus procesos de conocimiento son las Eikasia y la Pistis cuya unión produce la Doxa (opinión) esto implica que todo conocimiento basado tanto en la imaginación como en las creencias jamás pueden acceder a ser colocados como conocimientos que están en relación a la verdad, sino en relación al terreno de lo perceptible, de lo interpretable y lo sensible, son formas que reflejan el modo de vivir, de sentir, de creer de los sujetos pero que no podrían ser considerados como verdad, no en el sentido de una verdad sobre si ya que lo que el sujeto siente o percibe es real y verdadero ante él pero no puede generalizarla ni imponerla a los demás como una verdad evidente y reconocible por los otros.

En un grado de conocimiento diferente Platón denomina como la Noeta a aquel mundo de lo inteligible, de lo razonable, pensable, y lo analizable y define dos tipos de conocimientos que están en relación a este mundo.

1. La Mathematika (matemáticas). Este conocimiento aborda todo aquello que es del orden de lo que Platón denomina como entidades matemáticas, geométricas, y similares, su forma de accesos a este conocimiento es vía la Dianoia (conocimiento deductivo)  cuyo conocimiento tiene a su vez una serie de limitantes ya que se quedan en el nivel de construir principios de constancia y no se alejan demasiado de la creencia, los matemáticos apelan a definir la realidad a partir de sus formas, sus dibujos geométricos, sus operaciones, creen que aquello enuncia una verdad por sí mismo, como si en el acto de nombrar y de analizar deductivamente implicara a priori  una verdad, es aquello que Foucault denomina como la mathesis, esta necesidad del pensamiento occidental de buscar transmutar la realidad al pensamiento matemático, definir la realidad a partir de sus principios lo cual no los sitúa demasiado lejos del dogma, ya que al partir sus definiciones de principios basados a su vez en otros principios dados por supuestos verdaderos lleva a una cadena de reproducción de conocimientos, y a la creación de una determinada forma de percibir y representar.

2. Los Archai (principios). Los principios son aquello que define las cosas como son, es lo que permite entender el funcionamiento último de los procesos de la realidad, la esencia de las cosas y lo seres, y su vía de acceso a este conocimiento es la Noesis (inteligencia o intuición) para Platón esta es la forma de conocimiento más elevada, ya que a diferencia de la Mathematika que inserta el orden de la creencia en la construcción de su conocimiento la Noesis se relaciona para con estos principios únicamente como hipótesis que pueden ser corroboradas o descartadas y que están en un continuo cambio o evolución, son vías de acceso a la verdad, procesos de desarrollo de una verdad.

Para Platon entonces no existen ni solo un conocimiento sensible o perceptible, ni solo un conocimiento del orden de la razón, se encuentran permanentemente en un estado de influencia uno sobre el otro en el caso de las almas y seres evolucionados y que han desarrollado su espíritu, estas formas de conocimiento están en estrecha relación con lo que se denomina como la Epymelia Hatou (inquietud de sí), implica todo un proceso de desarrollo del espíritu para acceder a grados cada vez más complejos de conocimiento, posibilitan el acceso al sujeto a la espiritualidad entendiendo esta como un conjunto de ejercicios y transformaciones subjetivas que se dan en un sujeto para acceder a una verdad sobre si o sobre el mundo, a menor espiritualidad el humano representa su realidad a partir de la imaginación y las creencias, a mayor grado de espiritualidad se desarrolla el pensamiento deductivo, la inteligencia y la intuición, que a su vez generar distintas formas de subjetivación y de actuar en las personas.

Después de todo este recorrido teórico es más sencillo comenzar con el motivo eje del escrito, actualmente vemos como gracias al crecimiento de los medios de comunicación masiva, de las redes sociales, de los teléfonos inteligentes, que el acceso a la expresión es cada vez más sencillo y simple, basta con poseer un dispositivo y conexión a internet para poder enunciar una postura respecto a diversos temas que son designados como interesantes, millones y millones de espíritus pobres tienen la necesidad de ser escuchados, leídos, y se sienten con total legitimidad de enunciar aquello que para ellos es una verdad irrefutable, pero, ¿realmente es una verdad?

La respuesta a esto es muy evidente, la mayoría de estas personas se encuentran en el terreno de la Doxa es decir del mundo de lo opinable, sus expresiones están basadas en creencias ideológicas, o en su propio sistema imaginario, están estructuradas a partir del orden sensible y perceptible pero son carentes de análisis y reflexión, lo único que reflejan son sus espíritus huecos, su nula inquietud de si y de su mundo y se conforman con respuestas simples y reduccionistas a fenómenos complejos de la vida humana.

El que existan una gran cantidad de personas con pobreza espiritual no es algo nuevo en la historia, ya desde los tiempos de Socrates enunciaba que la inquietud de si no era para todos, que solo unos cuantos se animaban a recorrer esa camino, la diferencia radica en que mientras en la antigüedad la pobreza espiritual era motivo de vergüenza y por ende llevaba a los pobres de espíritu a no pronunciarse en temas para los cuales estaban ampliamente rebasados, en la actualidad la pobreza espiritual se ha elevado al estatus de un bienestar, la ignorancia se percibe actualmente como sinónimo de felicidad, como modelo de identificación a seguir, aparecen los Influencers, los líderes de opinión, sujetos con una pobreza espiritual alarmante, charlatanes envestidos de un lugar de saber que enuncian verdades a medias en el mejor de los casos, en la mayoría de los casos solo enuncian aquello que su pobreza de conocimiento les alcanza a enunciar, prejuicios, dogmas, discursos morales, experiencias personales, es para lo único que les alcanza.

Esta expresión masiva de los pobres de espíritu se nos ha vendido bajo el nombre de libertad de expresión, se ha construido un discurso ideológico que sostiene que nuestra sociedad es más evolucionada que la antigüedad ya que todos pueden expresar su opinión y que esta  es igual de valida que cualquiera, todo aquel atisbo de ejercicio de pensamiento reflexivo o uso de la inteligencia es leído como elitismo, como algo en contra de la democracia, cualquier expresión cultural que exija un mínimo de análisis, de reflexión es pensada como algo elitista, como expresiones presuntuosas, mamonas, desagradables.

Esto ha generado un nuevo modelo fascista, una tiranía de las masas como bien la define Ortega y Gasset, una cultura diseñada de tal forma que refleje perfectamente la pobreza espiritual de la mayoría de sus miembros, vemos así como el cine, la literatura, los medios de comunicación, el arte, están diseñadas únicamente para ser percibidas y para producir sensaciones pero para obturar la posibilidad de reflexión, de análisis, de cuestionamiento de aquello que perciben, imponen formas de representación de la realidad, modelos de identificación que apelan a ser reproducidos y masificados.

El problema se agudiza porque sus efectos también tocan al sujeto mismo, tocan su ser, o más específicamente anulan su ser, al decaer la reflexión como vía de acceso a la representación del mundo, esto lleva al sujeto a no reflexionar tampoco sobre sí mismo, a anular su inquietud de si, vemos así como este modelo de representación basado en la percepción y la sensación se vuelve también la forma de relacionarse para consigo mismo y para con los otros, los que, para que, porque, dejan de ser relevantes en las personas, para pasar únicamente a vivir alienadamente privilegiando aquello que se mira y se siente pero no  es un mirar y sentir autentico, ya que para esto habría que preguntarse sobre eso que se ve y se siente, son percepciones basadas en un sistema de creencias predefinidas y en modelos de imaginarios que preceden al sujeto re direccionando sus sensaciones y percepciones en función de intereses económicos y biopoiliticos dominantes.

Esta idea de la democratización de la libertad de expresión lo que encubre es toda una estrategia biopolitica de homogenización del pensamiento  y del ser, apela a construir sujetos que sientan y perciban el mundo en relación a distintos subgrupos discursivos ante los cuales el sujeto se identifica y los reproduce, vemos así como están los tolerantes-intolerantes, conservadores-liberales, machistas-feministas, veganos-carnívoros, discursos que se venden como mercancías a consumir y dan respuestas simplistas y superficiales en su mayoría de los casos. ¿El problema está en incorporarnos a un discurso entonces? No, el problema radica en la nula profundización de ese discurso, en asumir una postura de no reflexión y análisis de esos discursos, el poder tiene clarísimo que el saber empodera, por eso le ha declarado la guerra a todas aquellas epistemes que apelan a generar reflexión y análisis y difunde aquellas que producen verdades dogmáticas, el desarrollar el espíritu y el tener inquietud de si es un proceso largo y doloroso pero que permite un acceso a la libertad y al tener un poder sobre sí mismo, aquellos que buscan respuestas simples e incuestionables se condenan a reproducir, a no ser.

Eduardo Contreras Merino


1 comentario:

Óscar Iván dijo...

Me gusta su aporte, muy complete, preciso y conciso.
Un saludo.